Hemos asistido a debuts prometedores que luego quedaron en nada. Por eso, conviene no lanzar las campanas al vuelo con Luis Milla. Pero de repente, ayer, el Tenerife tuvo un centrocampista que toca y se ofrece de nuevo, un buen iniciador capaz de leer las distintas situaciones del encuentro y de dar pases hacia adelante, con criterio y a más de diez metros. Se estrenó como titular en un equipo que iba a la deriva, ante casi 10.000 espectadores y en un escenario aterrador para muchos futbolistas de Segunda B. Y no se achantó. Con una personalidad propia de los buenos, supo hasta mandar y corregir a sus compañeros en algunas situaciones. Y estuvo tan metido en el partido que, nada más ser expulsado Jorge, se situó como central a la espera de las instrucciones de Martí. Son detalles.

Admitiendo que no está viciado por la dinámica ni tiene la ansiedad y la falta de confianza con la que juegan sus compañeros, el de Manzanares aportó luz. Al menos una pequeña esperanza para un conjunto sin brújula hasta ahora. Su ubicación como seis permite además adelantar posicionalmente a Aitor y Bryan en los vértices laterales del rombo para morder y llegar a las inmediaciones del área. Un último dato: puerta a cero después de cinco jornadas.

@juanjo_ramos