Este es un empate intoxicado por los antecedentes, por el bagaje que arrastra este equipo, que viene lastrado por la falta de juego en las 23 semanas anteriores. Pero en realidad, el Tenerife de ayer tiene poco que ver con el que ha venido penando por la Liga. Su primera parte es la de un equipo competitivo, con equilibrio y compromiso, agresivo y valiente, que mereció irse al descanso con, al menos, un gol de ventaja. No lo logró porque el duelo entre los dos mejores jugadores sobre el campo, Aitor Sanz y Masip, lo ganó el portero, protagonista de dos paradas enormes que frenaron el impulso continuo de los locales hasta el intermedio, en un ejercicio de esfuerzo comprometido que no deja lugar a determinadas dudas latentes la pasada semana. En la continuación, bajaron las prestaciones físicas, se atenuó la presión y se dividió más el partido, pero también en esta parte Masip fue el responsable del empate con otra gran parada a disparo de Bryan Acosta.

El gran error de Martí la semana pasada ante el Barcelona B, el desequilibrio de su medio campo, fue la primera asignatura aprobada con nota ayer. Tuvo, eso sí, un comodín de lujo para cambiarle la cara al equipo: Luis Milla. El nuevo fichaje jugó solo de pivote y sobre su referencia posicional se construyó el resto del equipo hacia delante: Bryan y Aitor Sanz en los pasillos del "8" y el "10", los dos laterales muy avanzados, casi a la altura de los interiores (sobre todo Luis Pérez), dos enganches cerrados por dentro, Tayron y Víctor Casadesús, con Malbasic solo arriba, aunque el balear hizo la doble función para terminar a la altura del serbio en ataque. Así logró Martí rellenar el campo por dentro y el equipo pudo presionar en distancias cortas sin descolocarse, en especial Aitor Sanz, que además se descolgó hacia el área rival desde esa posición, que le viene como anillo al dedo, y protagonizó dos ocasiones muy claras. Primero (10'') cabeceó desde muy cerca y provocó una respuesta escalofriante de Masip, y cerca del descanso agarró un zurdazo en la línea de rechace al que respondió el meta con otra estirada felina. Entre una y otra ocasiones, a Tayron le faltó decisión para empujar a la red un balón que le puso Malbasic en bandeja, en el área pequeña (29''). Tres llegadas claras como resumen productivo de un Tenerife dominante, que no permitió ningún desahogo al Valladolid. Los pucelanos no pisaron el área local más allá de una acción a balón parado que acabó en gol anulado ¡a Moyano! por un claro fuera de juego. Si algo le faltó al Tenerife en esta primera parte fueron pausas. El equipo se aceleró con su propia agresividad. A pesar de incluir a un director de juego con batuta (el chico tiene personalidad de veterano), como Milla, el equipo empujó más que jugó, pero con eso debió bastarle.

La segunda parte fue otra cosa. Reaparecieron varios tics de las tardes de juego insulso de esta temporada y hasta se repitieron los mismos cambios extraños de Martí. Esencialmente, bajaron los niveles de presión en el medio, el Valladolid dio un tímido paso hacia delante y transitó por el partido de manera más tranquila, aunque su tibia respuesta nunca transmitió sensación de peligro. De hecho, acabó el encuentro sin un solo remate entre los tres palos.

El Tenerife trató de activar la zona de ataque con la entrada de Suso, que mejoró las prestaciones de Tayron. Martí puso en el campo a Villar, pero sorprendentemente lo hizo a costa de Malbasic, y solo un minuto después, en el 73'', el equipo volvió a acercarse al gol en un robo de balón de Bryan Acosta que no levantó la cabeza para ver muy solo a Villar, decidió terminar en solitario la transición hacia portería y su disparo se fue por encima del larguero. No sería la última posibilidad de desequilibrar el marcador de un Tenerife ya muy discontinuo, porque a cinco minutos del final, el propio Bryan volvió a exigir a Masip con el lanzamiento de una falta que exigió del portero la tercera gran intervención de la noche. Entró Juan Carlos por Aitor Sanz, sin descomponer el dibujo, con el equipo ya en caída física aparente y en medio de un partido más de un ida y vuelta peligroso por la aportación de refresco que buscó Luis César Sampedro con la entrada de Toni Villa y Gianniotas. El Valladolid, sin embargo, trabajador y ordenado, ya estaba contento con el empate sin ir más allá, incluso cuando con el descuento por delante el Tenerife se quedó con diez jugadores.

En fin, fue un empate frustrante, pero en ningún caso pareció un partido de cese.

0-0

tenerife valladolid

CD Tenerife: Dani Hernández, Luis Pérez, Aveldaño, Camille; Luis Milla, Bryan Acosta, Aitor Sanz, Tayron; Víctor Casadesús y Malbasic. En el minuto 54, Suso entró por Tayron; en el 72, Juan Villar sustituyó a Malbasic; y en el 80'', Juan Carlos suplió a Aitor Sanz.

Real Valladolid: Masip (3); Antoñito (1), Deivid (2), Calero (2), Moyano (2); Borja Fernández (1), Luismi (1); Anuar (0), Hervías (0), Óscar Plano (0) y Chris Ramos (0). En el minuto 68'' Toni Villa sustituyó a Chris Ramos; en el 82'', Gianniotas (s.c.) entró por Hervías; y en el 87'', Mayoral (0), por Óscar Plano.

Árbitro: David Pérez Payas (gallego) (1). No tuvo complicaciones porque no hubo ninguna jugada polémica, pero su criterio en las faltas e incluso en las tarjetas, fue desconcertante. La misma acción fue sancionada de manera diferente en uno y otro lado del campo, en especial en el juego de brazos en los saltos. Expulsó al local Jorge Sáenz por doble amonestación (78'' y 91''), entendiendo que había fingido en el área visitante, además mostró cartulinas amarillas a sus compañeros Aitor Sanz (7''), Malbasic (66'') y Camille (71''), y a Borja (62'') y Luismi (90''), por parte visitante. Los auxiliares fueron Moisés Mateo Montañés y Adrián Díaz González. El cuarto árbitro fue Sergio Espasandín Cores.

Incidencias: Partido de la vigésimo cuarta jornada del Campeonato Nacional de Segunda División, Liga 1 2 3, disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 9.815 espectadores. Tarde muy fría y terreno de juego en aparentes buenas condiciones. El Tenerife lució su indumentaria habitual, camiseta blanca y pantalón azul, y el Real Valladolid jugó con la suya, camiseta a rayas moradas y blancas y pantalón y medias blancas.