Máxima intensidad. La escuela vasca, en la que se crio y jugó durante toda su carrera Joseba Etxeberria, ha marcado su identidad como entrenador. Y en su vertiente moderna, esta no renuncia al juego combinativo ni a la posesión. Pero centra sus esfuerzos en lograr un bloque "compacto, equilibrado y fiable en las dos áreas". Esas premisas, repetidas por el que hoy se convertirá en entrenador del Tenerife cuando se hizo cargo primero del Basconia y luego del Amorebieta, no serán negociables en su nueva etapa.

En sus clubes anteriores siempre partió de "entrenar duro cada día", sin negociar esfuerzo alguno, estando "siempre enchufados" y con la exigencia en el cuerpo técnico como primera parada. "Debemos exigirnos nosotros para luego pedírselo a los jugadores", decía antes de hacerse cargo del segundo filial del Athletic. Tampoco parece que vaya a afectarle la "temperatura" ambiental que soportará en la Isla. "¿Presión? Siempre hay presión", respondía sobre esta cuestión antes de hacerse cargo del Amorebieta.

En el que ha sido su club hasta ayer mismo, el preparador natural de Elgoibar dibujó un 4-4-2 que mutaba a 4-4-1-1 cuando lo requería el rival y el partido que afrontaba ese fin de semana. Allí coincidió con el exblanquiazul Héctor Sánchez. "Son matices, pero no hace grandes cambios de sistema. Lo que intenta es adaptarse en busca de la mejor forma de hacerle daño al rival", cuenta el defensor majorero. "Le gusta mucho presionar arriba, nos pide correr mucho, apretar al rival y no dejarles pensar", agrega sobre los mandamientos principales del técnico de Elgoibar.

La presión alta, como ocurría en el Athletic de Bilbao o ahora en el Barcelona de la mano de Ernesto Valverde, es innegociable para Etxeberria. "Le gusta no dejar jugar, no dejar pensar", explica Héctor descubriendo otra de sus claves: "Estudia muy bien a los rivales, intenta buscar sus debilidades y trabajamos mucho sobre eso".

Con balón es otra cosa. Se verá a un Tenerife que no desdeñará "ni las transiciones rápidas tras recuperar el balón ni el juego por las bandas". En este sentido, por las características de los atacantes del Amorebieta era más de "abrir el juego a banda y llegar con jugadores al área, que es donde se cuece todo". No obstante, hay una premisa que repite hasta la saciedad a sus jugadores: "Que tengamos personalidad. Nos lo decía siempre", descubre Héctor que habla con mucho respeto de su ya exjefe.

Las dudas pueden partir de la posición que ocupa el Amorebieta en la clasificación, pero el jugador del cuadro vasco aclara que "nadie pensaba que tuviéramos un equipo para estar arriba y, sin embargo, estuvimos 13 partidos sin perder". Luego llegaron dos derrotas consecutivas que han descolgado a los de Urritxe de la pelea por el "playoff".

La última cuestión guarda relación con su capacidad para gestionar el vestuario. "La verdad es que me ha sorprendido. Le tienen mucho respeto por lo que ha sido en el fútbol, lo que ha vivido y lo que él significa en el País Vasco", desvela, "pero además está preparado, sabe muchísimo de fútbol y es capaz de llevar cada situación en cada momento".

En este sentido, pese a su falta de experiencia, le beneficia "haber sido futbolista" de alto nivel para "saber llevar muy bien a los jugadores. Intenta que todos estemos bien, todos contentos, maneja bien el grupo", aporta Héctor.

Héctor: "Le he dicho que en la Isla hay mucha presión"

Héctor Sánchez Cabrera abandonó el Tenerife en 2011 y, desde entonces, ha militado en clubes peninsulares tan distintos como el Villarreal B, La Roda, el Palencia o el Amorebieta, donde ha coincidido con Etxeberria. Ayer tuvo la oportunidad de despedirse del que hasta ahora ha sido su entrenador y desearle "toda la suerte del mundo, no solo porque se lo merece sino porque es lo que me gustaría para el Tenerife, que todo salga bien". El defensor natural de Fuerteventura intercambió algunas palabras con el nuevo entrenador blanquiazul y le advirtió sobre la presión que soportará en la Isla. "Me dijo que sabría manejarla y, es lógico, porque ha convivido mucho con esa presión durante su carrera como futbolista", señaló. En las distancias cortas, Etxeberria ha sabido ganarse al vestuario. "Aquí tenemos muy buen ambiente y eso no es mérito únicamente de los futbolistas, sino también del entrenador", admite Héctor. En cada campo vasco que visitaba el Amorebieta se recibía con un respeto casi reverencial al "Potro de Elgoibar". La explicación es sencilla: "Aquí se le respeta mucho por su trayectoria como futbolista". Eso le debería ayudar ahora que da el salto al fútbol profesional, donde Héctor le augura "lo mejor".