El vestuario del Tenerife tiene claro que se ha metido en una situación comprometida y que alejarse del descenso a Segunda B, pensando en el partido a partido, es la mejor fórmula para mejorar. Por eso, los grandes objetivos han quedado aparcados del discurso oficial. Pero los jugadores saben que el "playoff" de ascenso es posible no solo por el potencial que atesora el grupo, sino porque después del encuentro de este domingo con el Lugo (Heliodoro, 19:00 horas) quedará un tercio de Campeonato por disputar.

Las cuentas están claras: hay que recuperar diez puntos. Tanto en la comparación con el sexto clasificado como a la hora de mirarse en el espejo del pasado curso a estas alturas. Se da la circunstancia de que el Numancia, que marca la frontera con las eliminatorias, tiene 44 puntos en estos momentos. Son los mismos que tenía el conjunto blanquiazul en la jornada 27 de la temporada 16/17.

Entonces había ganado once partidos (tres más que ahora) y había sido capaz de encadenar dos victorias consecutivas hasta en cuatro oportunidades. Ese seis de seis solo ha sido posible desde agosto en una ocasión: las dos primeras jornadas de competición. Pero hay más. La mejor racha del cuadro que dirigía José Luis Martí fue de siete jornadas sin perder (entre la 8 y la 14), pero solo ganó dos de esos encuentros. A estas alturas, hace un año, cerraba nueve semanas sin conocer la derrota (seis triunfos y tres empates). Esa racha lo catapultó a unas posiciones, las de "playoff", que ya no abandonó.

No obstante, entre las jornadas 28 y 30 no ganó. Se quedó a falta de 12 partidos en 46 puntos y con el séptimo pisándole los talones. De ganar sus tres próximos compromisos (Lugo en casa, Nástic fuera y Oviedo de nuevo en la Isla), el equipo que ahora entrena Joseba Etxeberria tendría solo tres puntos menos que el curso anterior y estaría en disposición de soñar. Esa posibilidad pasaría por hacer algo -encadenar tres victorias- que no ha hecho esta temporada.