Existe. Está demostrado. El efecto Etxeberria ha despertado de su letargo al CD Tenerife, que ya se asoma a la pelea por el "playoff" de ascenso a Primera. A expensas de lo que suceda en los partidos de esta tarde, la distancia podría ser de tres o cuatro puntos (siempre que Sporting de Gijón u Osasuna tropiecen) a falta de doce jornadas para el final. Todo gracias a los 13 puntos de 15 posibles, fruto de cuatro victorias y un empate, que han cosechado los blanquiazules desde el relevo en el banquillo.

La salida de José Luis Martí, ahora tardía para muchos, ha dado resultado porque el nuevo técnico ha encontrado la manera de engrasar la maquinaria de un candidato a subir que andaba más cerca del descenso a Segunda B (solo un punto por encima) que del sexto puesto de la clasificación (a once). De repente, el cuadro insular exhibe pegada en casa (once goles en tres partidos) y hasta gana fuera (lo hizo en el Nou Estadi de Tarragona).

El mérito indudable de Etxeberria da para romper estadísticas increíbles para una escuadra que se quedó la temporada pasada a un solo gol del ascenso... y no enganchó tres victorias consecutivas como ha conseguido ahora ante Lugo, Nástic y Oviedo. De hecho, el Tenerife no conseguía esto desde el curso 13/14 ante el Alavés (2-0), el Éibar (1-2) y el Numancia (3-2). El equipo que entonces dirigía Álvaro Cervera se metió de lleno en los puestos de "playoff", pero luego encadenó siete derrotas y se quedó sin la recompensa de las eliminatorias.

Desde el aterrizaje del profesional de Elgoibar en la Isla, solo el Zaragoza (12) había logrado más puntos en Segunda que el Tenerife (10), capaz de igualar con el Rayo y el Sporting (segundo y quinto clasificado). De hecho, Etxeberria es el mejor relevo en un banquillo de Segunda si se tienen en cuenta los cinco primeros encuentros. Supera en esto a Rodri (Nástic), Enrique Martín (Albacete) o Rubén Baraja (Sporting), entre otros.

las claves

Nuevas normas. La plantilla desayuna cada día de entrenamiento en el hotel Escuela y se somete a controles de peso antes de cada sesión, algo que no sucedía con anterioridad. El cuerpo técnico ha dado una vuelta de tuerca para ajustar los estados de forma.

Intensidad. La palabra que más repite Etxeberria. Ha logrado que sus pupilos interioricen la necesidad de competir siempre igual, sin relajación. Cada blanquiazul tiene la obligación de ir a la disputa, de ganar duelos individuales en todas las zonas del campo.

Soluciones. Le faltaba un iniciador de la presión y se lo ha inventado con Acosta, que nunca había jugado tan adelantado.

Agresividad ofensiva. El Tenerife no se entretiene después de recuperar la pelota y busca la portería contraria todo lo rápido que puede. La presencia de dos bandas profundas (Juan Villar y Álex Mula) también da más filo a la vertiente ofensiva de los insulares.

Recuperación. Futbolistas como Alberto Jiménez o Luis Pérez, con escasa o irregular presencia en los planes del anterior entrenador, están ofreciendo su mejor versión con Etxeberria.

Meritocracia. Veteranos como Suso, Vitolo, Aitor Sanz, Víctor Casadesús o Cámara han probado el sabor del banquillo (y en algún caso de la grada) sin que le haya supuesto un problema a su nuevo jefe.

Desde la llegada de Etxeberria a la Isla, los canarios han logrado vencer en los tres partidos que han disputado como locales, ante el Córdoba (5-1), el Lugo (3-1) y el Oviedo (3-1). La última oportunidad en la que se dio esta circunstancia fue en el comienzo del curso 2004/2005, cuando el cuadro insular que entrenaba Pepe Moré logró ganar a Elche (1-0), Ciudad de Murcia (1-0) y Terrassa (2-1).

Mientras tanto, fue en la campaña 2002/2003 la última oportunidad en la que un entrenador que llegó al banquillo con la temporada empezada logró tres victorias en sus tres primeros partidos. Entonces, se hizo cargo de la primera plantilla David Amaral y los blanquiazules lograron ganar a Racing de Ferrol (4-0), Compostela (5-1) y Getafe (1-0). La visita del Lorca, dentro de dos semanas, pondrá al alcance del actual entrenador del Tenerife un nuevo objetivo, el de lograr las cuatro victorias consecutivas en casa.

La última oportunidad en la que un entrenador logró ganar en sus primeras cuatro jornadas en el Heliodoro fue en el curso 1999/2000. La autoría recae en Fernando Castro Santos, que firmó este éxito después de imponerse a Extremadura (3-0), Sporting (2-1), Toledo (3-0) y Atlético de Madrid B (2-1).