Leandro Cabrera va camino de clasificar al Tenerife B para la fase de ascenso a la Segunda División B, incluso como líder, posición que ocupa a falta de ocho jornadas para que acabe la Liga con cinco puntos de margen sobre el segundo, el San Fernando. El entrenador tinerfeño se va haciendo a la idea de que llegará el momento de jugar por subir y sostiene que el filial está preparado para ese desafío.

¿Se ven campeones?

No se me ocurriría decirlo, porque quedan 24 puntos en juego, pero tenemos nuestra ventaja y dependemos de nosotros. Hemos dado un gran paso para el "playoff" y creo que lo vamos a jugar seguro. Es el premio al trabajo.

¿Ese premio no distrae al grupo?

Cuando acaba un partido, empezamos a pensar en el siguiente. Ahora nos toca jugar tres en ocho días (el pasado domingo ante el Vera, mañana con el Mensajero y el 1 de abril en el campo de Los Llanos) y no es fácil cambiar el chip, pero creo que lo estamos logrando.

¿Imaginaba esta situación?

Cuando llegué, solo pensaba en trabajar y en formar un grupo que también quisiera trabajar. A partir de ahí, los resultados han ido llegando. Después de dos meses dije que este Tenerife B no tenía techo, y lo sigo defendiendo.

¿El club le exige el ascenso?

No. Lo que pide es que formemos a los jugadores para que estén preparados para llegar al mundo profesional, al primer equipo. A partir de ahí, estamos siendo competitivos en la Tercera División. Por ser el filial de un club profesional, pensamos que tenemos que estar en los puestos altos de la tabla y lo estamos cumpliendo.

¿Hasta qué punto es conveniente que el filial esté en Segunda B?

No es lo mismo formarte en Preferente o en Tercera que hacerlo en Segunda B, porque los futbolistas ganan en experiencia y van metiendo esas vivencias en sus mochilas. Si estamos en Segunda B, mucho mejor. Pero sabemos que será complicado ascender.

Ya vivió una fase de ascenso con el Vera. ¿Cuáles son las claves?

Te tienen que acompañar muchos factores. Primero tienes que clasificarte matemáticamente, que es algo que no hemos logrado aún. Si se consigue, habrá que seguir un proceso de adaptación para jugar ante rivales que son muy fuertes; muchos de ellos, bastante veteranos. Pero tendremos que vivirlo con normalidad, porque si hacemos cosas que no entrenamos, lo tendremos todavía más difícil. Estoy seguro de que nos irá bien.

¿La respuesta de los jugadores le plantea alguna duda?

Tenemos el ejemplo de la Copa Federación ante el Villanovense. Fuimos con muchos chicos jóvenes y se notó que el rival era un equipo contrastado en Segunda B. Esas experiencias vienen bien.

Pero tampoco se puede planificar nada o dosificar, supongo.

Llevamos 203 sesiones en las piernas. En el Tenerife B no podemos dosificar a nadie. Ellos tienen que seguir con hambre por llegar al primer equipo y nosotros debemos darle orden a esa ambición. Y con la humildad que caracteriza a cada uno, debemos ser listos para que este equipo crezca.

¿Qué tiene este Tenerife B?

Trabajo y grupo. El día a día nos ha ido poniendo en el primer puesto y nos lo hemos ido creyendo poco a poco. Luego, a nivel individual, la exigencia es muy alta. Esa predisposición es fundamental.

¿Ha ido todo tan rodado?

Cuando llegas nuevo a un club, al principio siempre cuesta, pero me pusieron todas las facilidades del mundo. Eso me dio tiempo para poder hacer cosas e ir avanzando.

¿El Tenerife B se parece en algo a sus anteriores equipos?

Tuve reuniones con los responsables de metodología y preparación física para unificar criterios. Este equipo realiza una presión alta, es muy equilibrado y ordenado... Luego, en defensa nos han marcado solo 15 tantos.

¿Es el dato que más le gusta?

Es que estos números son los que te dan la confianza para seguir en una línea de trabajo. Dicen que las estadísticas están para romperlas, pero también nos guían. En este caso, nos indican que nos hacen pocos goles. Luego, con el talento que hay en la plantilla, sabemos que podemos marcar en cualquier momento. Es algo que ha entendido el equipo: todos trabajamos en defensa y en ataque. Ese equilibrio nos da para correr y para ser nosotros en los partidos.

¿Tuvo que modificar su estilo?

Vine a un club profesional y me tuve que adaptar. Antes entrenaba a un equipo de Tercera cuatro veces por semana y aquí hago siete sesiones. Nunca había doblado, porque en mis anteriores clubes, los jugadores tenían sus trabajos y no podían ir dos veces al día a entrenar. Aquí hay plena dedicación.

¿Cómo es la relación con los técnicos del primer equipo?

Tanto con Martí como ahora con Etxeberria, es muy buena. Los jugadores han entrado en un proceso normal de entrenar con ellos y bajar luego a trabajar con nosotros. El futbolista que quiere ser profesional, tiene que pasar por ahí.

¿No ha tenido ningún problema con estos casos?

Forma parte del trabajo diario. El aspecto psicológico cuenta mucho y los que estamos al frente del Tenerife B, incluyendo a Braulio y a Yeray, y también los que están en la dirección, con Sesé Rivero, tratamos de apoyar a los chicos para que lleven estas situaciones con normalidad.

El ejemplo más extremo podría ser el de Brian. ¿Cómo lo lleva?

Es un jugador muy maduro y eso le vale para asumir el proceso con naturalidad. Brian nos está ayudando mucho. Viene para sumar.

¿Qué tal es el día a día?

Uno de nuestros secretos es que hemos formado un grupo exigente. Y eso es fundamental en cualquier equipo. Me considero alguien que hace grupo en la caseta y eso influye en el rendimiento. Luego, la gente de otros países, Faridi, Yuya y Philip, está adaptada.

¿Hay materia prima?

Estoy seguro de que en este Tenerife B hay muchos jugadores que llegarán a ser profesionales. Lo noto por las ganas que tienen y por lo que hacen en cada entrenamiento.

¿Cómo se las arregla para sacar siempre lo mejor de sus equipos?

No hay una única clave. Es complicado controlarlo todo. No deja de ser un juego, y para que se te den los resultados, necesitas rodearte de gente comprometida: directivos, jugadores... Es un trabajo de todos. El entrenador marca luego las pautas, pero si un grupo no quiere, es complicado que un técnico consiga resultados.

¿Cuánto lleva entrenando?

Empecé con 14 años en un prebenjamín y tengo 37. La experiencia te guía; vas aprendiendo de errores e intentas ser mejor. Pero mi peor rival soy yo mismo, porque me exijo mucho cada día.

¿Tenía vocación de técnico?

Un entrenador que tuve en la base me dijo que el técnico era yo, porque daba indicaciones siendo cadete. Te acabas dando cuenta de que te gusta entrenar. Me apasiona el fútbol y admito que le he quitado mucho tiempo a la familia para estar en este trabajo.

¿Quién le marcó más?

He ido aprendiendo de todos. Pero también puedes aprender de un prebenjamín. ¿Cuántas veces te hace una pregunta un niño y no sabes qué contestar? De todos modos, el fútbol no tiene memoria y quiero exprimirlo para estar el mayor tiempo que pueda en él.

¿Cómo sería su equipo ideal?

Ordenado y equilibrado, que sea competitivo y que consiga que el rival no esté cómodo. Y que tenga posesión y profundidad. Pero puedes llegar a un club en el que no tengas jugadores para llevar a cabo esos componentes tácticos y debas adaptarte. Y si no logras resultados, tienes que buscar la manera de que el grupo rinda.

¿Cuáles son sus referentes?

Está de moda hablar de Guardiola y de Mourinho para poner ejemplos de estilos. Pero no me quedo con ninguno. He estado en congresos con gente como Pellegrini o Caparrós, y prefiero quedarme con un poco de todos para llevarlo luego a mi terreno.

Firmó por una temporada. ¿Qué le gustaría que pasara?

Me gustaría seguir. ¿A quién no? Pero estoy tranquilo. Tengo contrato hasta el 30 de junio. El club valorará mi trabajo y decidirá.