En el primero de los dos días de descanso que concedió Joseba Etxeberria continuaba la indignación en la plantilla del Tenerife por la actuación de Díaz de Mera el pasado sábado. Los jugadores se quejan del trato recibido desde los primeros minutos del encuentro y, sobre todo, a raíz de la primera tarjeta amarilla a Carlos Ruiz. No solo tardó en parar el juego, sino que viendo sangre en la cara del central lo amonestó por protestar.

Tampoco dudó en la acción del penalti, señalada por el asistente número 1, aunque el presunto derribado (Cucho) no supo explicar muy bien la jugada. El mismo asistente no observó, sin embargo, la clarísima mano de Melero cuando el partido ya estaba 2-3 y el Tenerife jugaba con diez. Antes, el mismo Cucho había logrado el 2-2 en fuera de juego. Esta vez, ante lo ajustado de la acción, la duda volvió a beneficiar a los visitantes. "Ayer nos llevamos un palo muy duro, pero toca levantarse. Vamos a seguir creyendo hasta el final. El domingo que viene, una nueva oportunidad", publicaba Luis Milla en twitter. Es el sentir de un vestuario que añadirá rabia en Vallecas a las opciones matemáticas de jugar el "playoff" de ascenso.