Dice la teoría arbitral que, en el transcurso de una Liga, errores a favor y en contra de un equipo tienden a equilibrarse. Pero mucho podría discutirse en el caso del Tenerife. En la presente temporada hay errores flagrantes hasta en siete choques y en torno a una decena de puntos podría haber sumado la escuadra insular en caso de VAR, ese novedoso sistema corrector que no llegará a Segunda hasta 2019.

En la séptima jornada de Liga, Moreno Aragón observó penalti en una entrada de Vitolo sobre Fede Vico en la que el blanquiazul llega antes al balón. El lanzamiento ejecutado por la "víctima" se convirtió en el único gol del encuentro. Ahí voló al menos un punto, aunque no era el primer penalti inexistente en contra que le señalaban a los tinerfeños. Dos semanas antes, en Córdoba, Sagués Oscoz escapó porque Dani Hernández detuvo la pena máxima. Se repitió una circunstancia similar en Zaragoza, donde Cuadra Fernández imaginó que Alberto derribaba a Borja Iglesias, que luego falló el penalti.

Antes, todavía en la primera vuelta, el mismo colegiado se había "lucido" en el Tenerife-Numancia: sacó del área un claro penalti sobre Tyronne, dejó sin sancionar una falta en la que Grego provocó la grave lesión de Montañés y expulsó a Aitor Sanz en la acción siguiente con casi una hora de partido por delante. Dos puntos más que se dejó el equipo dirigido entonces por Martí.

Pero lo peor ha llegado en este último tramo. Dos penaltis claros ante el Almería (mano de Joaquín y zancadilla de Trujillo a Malbasic), otro de Álex Moreno sobre Bryan Acosta contra el Rayo y el desastre protagonizado por Díaz de Mera contra el Huesca: penalti injusto y expulsión de Carlos Ruiz, fuera de juego en el 2-2 y penalti por mano de Melero no señalado. Hasta ocho puntos que pudieron ganarse. Y eso sin hablar de la mano de Jorge fuera del área que convirtió en penalti Iglesias Villanueva en el Espanyol-Tenerife de la Copa del Rey.