El cajón está acostumbrado a su pisada. El corredor Cristofer Clemente lo volvió a hacer el pasado sábado. El Mundial de Trail Running, celebrado en Peñagolosa -Castellón-, contó nuevamente con el gomero como subcampeón, revalidando una plaza que ya obtuvo por vez primera en 2017, en la cita mundialista de Badia Pataglia -Italia-. En territorio de la Comunidad Valenciana, Clemente cocinó el podio a fuego muy lento. De hecho, en el kilómetro nueve tenía a más de 70 adversarios por delante. Cincuenta kilómetros después ya habían cambiado las tornas. El deportista colombino sabe gestionar su "gasolina" como nadie para acabar remontando de manera soberana. Cristofer, que repitió campeonato mundial con la selección española masculina, comparte para EL DÍA sus vivencias y alegrías por un nuevo gran logro para su excelso palmarés.

¿Cómo valora este nuevo subcampeonato obtenido?

Estoy muy satisfecho y muy contento porque es muy difícil volver a ser subcampeón del mundo, en otra distancia y con muchos corredores de mucho nivel. Tuve la mente fría durante toda la carrera, fui muy estratega y salió un gran resultado. El año pasado eran 47 kilómetros -Badia Pataglia, Italia- y en este fueron 85 -Sant Joan de Penyagolosa, Castellón-. Se van alternando distancias cortas y largas. Dominar las dos facetas no es tan fácil, pero se ve que algo hacemos que ambas se nos dan bien.

¿Tenía el objetivo de batir a su compatriota Luis Alberto Hernando, campeón mundial por tercera ocasión consecutiva?

El objetivo era hacerlo lo mejor posible y si se subía al podio, ya era un privilegio. Luis Alberto es muy bueno. Tanto el año pasado como este he estado muy cerca, pisándole los talones. No puedo pedir más. Sé que con estos dos subcampeonatos del mundo, se dice fácil, el trabajo ha dado sus frutos.

Además, pudo celebrar el triunfo con la selección.

Pues sí. En las dos veces que he tenido la suerte de vestir los colores de esta selección, España se ha subido a lo más alto del cajón. Ahí quedará para la historia. Se ha conseguido un gran objetivo.

Profundicemos. ¿Cómo fue el desarrollo de la carrera?

Mi carrera fue muy estratega, de conservar mi ritmo muy cómodo hasta el kilómetro 41. En el kilómetro nueve iba en el puesto 72. El objetivo era guardar fuerzas desde casi la mitad en adelante. Sabía que el recorrido se ponía más a mi favor, más montañero, más duro y así fue. Fui recortando tiempo y me puse segundo a la altura del kilómetro 68.

¿Permitió el recorrido superar a los rivales de manera cómoda?

Se podía ir pasando. Al final, la montaña te pone en tu sitio. Les pasaba por un lado o me aguantaba un poco detrás de ellos, sabiendo que llevaba mejor ritmo. Desde que se abrían un poco, los adelantaba sin problemas. La gente salió muy fuerte, no estaban guardando nada y yo me iba encontrando mucho mejor tras guardar fuerzas.

Con la presencia de su familia, entiendo que fue más especial. ¿Es complejo conciliar la vida laboral, familiar y deportiva?

Es muy complicado. Es un deporte al que hay que dedicarle en torno a las tres horas diarias y los fines de semana se va hasta las seis. Combinarlo con la familia es complejo. Qué menos que se hayan venido, que hayan pasado unos días conmigo e, incluso, con la alegría de disfrutar de esta gran experiencia que acabo de vivir nuevamente.

Ahora le toca descansar un poco, pero ¿qué próximo objetivo tiene ante sí?

Lo primero es recuperar y escuchar el cuerpo. El 16 de junio tengo una cita en Alemania, la Salomon Zugspitz Ultratrail. Es una carrera de 100 kilómetros. La corrí en 2012, quedé segundo y me gustó mucho debido a que es alpina y muy bonita. Tengo la suerte de que Salomon, mi patrocinador principal, quisiera que estuviera ahí. Estaremos ahí si nos recuperamos de este esfuerzo con garantías.

En otro orden de cosas, ¿le choca que el sábado haya habido dos grandes citas, como son el propio Mundial y la Transvulcania?

Sí. Sinceramente, ha sido una situación anómala y triste. Como corredor canario, me hubiese gustado correr ambas pruebas. La Transvulcania es un gran evento, en una de las islas más bonitas que tiene el Archipiélago. Se ve que las influencias políticas y de federaciones, por mover masas y por llevarse el ego, influyen en que al deportista le hacen flaco favor, pisándose las fechas. Las federaciones (de atletismo y de montaña) quieren tirar hacia un lado y hacia otro, debido a que este deporte está pegando duro y se están dispensando muchas fichas. Hay dos federaciones de por medio que tienen una guerra bastante fea.