El Tenerife puso punto final a la mala dinámica que agotó virtualmente sus opciones de "playoff" y logró una victoria que lo reconcilia con una afición que, pese a recibir ayer el premio a la mejor de la temporada en LaLiga 123, acudió en menor medida que en el resto de partidos. Un gol de Filip Malbasic, al que Joseba Etxeberria sigue utilizando a cuentagotas, destrozó a un pobrísimo Sporting de Gijón. Si de verdad se jugaba el ascenso directo, no lo pareció por su despliegue de fuerzas y juego en el Heliodoro.

Decía Rubén Baraja en la previa que debía notarse "la necesidad" en el partido. No fue así en el arranque (ni luego), en el que su equipo cedió la iniciativa a un renovado equipo local. Hasta cuatro novedades -Raúl Cámara, Aveldaño, Álex Mula y Bryan Acosta- y vuelta al dibujo habitual en la etapa del preparador vasco. Dos llegadas sin rematador (6'' y 8'') alertaban a los asturianos, que habían protagonizado una salida más extraña que su equipación de ayer.

Dormitaban los visitantes hasta que Alberto se encargó de despertarlos con un regalo en el centro del campo que puso a Michael Santos solo delante de Dani Hernández, que abortó el remate (14'') evitando un 0-1 que hubiera resultado absolutamente injusto. Pero la realidad es que el dominio territorial de los blanquiazules no se traducía en remates a portería. Incluso, fue el Sporting el siguiente en intentarlo con una volea desviada del inquieto Santos (21'') primero y en una falta directa lanzada por Carmona (30''), que requirió la intervención de Dani.

Poco a poco, al Tenerife le fue costando más recuperar el balón. Eso contribuyó a que sus ataques se hicieran demasiado largos y muy previsibles. Los errores en la salida hicieron el resto para llevar el susto a la relajada afición local. En uno de ellos, ensayó el disparo Rubén García (39'') sin éxito. Mientras Etxeberria se desesperaba en el banquillo ante las imprecisiones de sus jugadores en las entregas, estos trataban de acortar el camino con envíos largos hacia un Casadesús que pasó desapercibido en la primera mitad del encuentro.

Todo cambió tras el descanso, en el que Baraja debió recordar a los suyos lo que había en juego. También el cuadro insular metió una marcha más al choque. De repente, empezaron las fricciones. Algunas reales, como una dura entrada de Rubén a Acosta, y otras fingidas, como una queja de Jony por inexistente falta de Cámara. Se peleaba cada balón en la medular y de esas disputas empezaban a salir airosos los blanquiazules. Así, no tardaron en llegar las ocasiones. Casadesús cabeceó una falta lateral un minuto antes de que Juan Villar rozara el gol con un disparo escorado. Por momentos, volvió el mejor Tenerife de Etxeberria. Ese que enseñó más que muchos de los aspirantes al ascenso.

Aguantó el tirón como pudo el Sporting, que solo se asomó al área tinerfeña tras un contragolpe en el que Jony sirvió desde la izquierda a Carmona, que cabeceó fuera (63''). Para entonces, Mula ya había agotado la paciencia de Etxeberria hasta el punto de dar entrada a Suso. La presión, mejor ajustada, daba aire a un Tenerife que parecía jugarse más que su apocado adversario. La "mareona", presente en el recinto santacrucero, no daba crédito a lo que veía sobre el césped.

Reaccionó el banquillo visitante introduciendo a un tercer pivote, el palmero Hernán Santana, y sacrificando al mediapunta Rubén García. Malbasic fue la respuesta en el bando insular. Nada más entrar lo intentó desde fuera del área (75''), con un tiro que se envenenó tras tocar en un zaguero. Poco después, un contragolpe bien conducido por Milla y Casadesús lo culminó mal el serbio (78''). Como la afición, él también se echó las manos a las cabeza.

Pero a la tercera no falló Malbasic, que recibió una asistencia de Juan Carlos y una ayuda de Calavera, para quedarse delante de Mariño y cruzar con la pierna zurda a la red (82''). Baraja gritaba de rabia en la cabina. Su lateral derecho, señalado tras la derrota ante el Barcelona B, volvía a fallar.

El tramo final del partido no varió el escenario. Siguió presionando y ahogando la creatividad sportinguista un Tenerife envalentonado por el 1-0 y que rozó el segundo si no llega a ser porque erró en el último pase. Tanto Juan Carlos como Casadesús lo tuvieron en sus botas.

Ni la entrada de Nano ni la de Pablo Pérez, cuando el técnico visitante se decidió a arriesgar, aportaron gran cosa a un Sporting que deberá pensar ya en llegar al "playoff" de ascenso en el mejor estado posible.

1-0

cd tenerife sporting de gijón

CD Tenerife: Dani Hernández, Raúl Cámara, Carlos Ruiz, Aveldaño, Camille; Alberto, Luis Milla; Juan Villar, Bryan Acosta, Álex Mula y Víctor Casadesús. En el minuto 58, Suso Santana sustituyó a Álex Mula; en el 71, Juan Villar dejó su puesto a Malbasic; y en el 80, Juan Carlos Real entró por Bryan Acosta.

Sporting de Gijón: Mariño (1), Calavera (0), Álex Pérez (1), Federico Barba (1), Canella (1); Sergio Álvarez (1), Bergantiños (1); Carmona (1), Rubén García (0), Jony (1), y Michael Santos (1). En el minuto 69, Hernán Santana (0) reemplazó Rubén García; en el 79, Nano (s.c.) entró por Santos; en el 82, Pablo Pérez (s.c.) lo hizo por Sergio Álvarez.

Árbitro: Guillermo Cuadra Fernández (1), del Comité Balear, asistido por el madrileño David Ortiz Calderón y el extremeño Gonzalo García González. Amonestó a Suso (88'') y Jony (88''). Tiró tarde de las tarjetas y perdonó algunas, sobre todo una clara a Bergantiños. No tuvo acciones polémicas.

Gol: 1-0, m. 82: Malbasic cruza a la red tras recibir un pase interior de Juan Carlos Real.

Incidencias: Partido correspondiente a la cuadragésima jornada de la Liga 1 2 3, disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 8.123 espectadores, según cifras oficiales. Buena temperatura. De ellos, aproximadamente un centenar eran hinchas visitantes. Aún así, fue la peor entrada de la temporada. El encuentro fue ofrecido en directo por Gol. El conjunto insular vistió su indumentaria habitual y el Sporting de Gijón lo hizo de gris petróleo, con adornos verdes. Se guardó un minuto de silencio en memoria del exjugador local Francisco Medina Mateos.