La vida le ha cambiado a peor al CD Tenerife desde la última vez que había visitado la Tacita de Plata a mitad de junio de hace un año. Aquel Tenerife, poderoso y lleno de confianza, salvó de milagro el partido de ida de la promoción de ascenso a Primera ante un Cádiz que dio primero. Pero era un Tenerife mucho más completo que el que ayer se presentó en el Carranza. Ahora, a pesar del impulso que trajo Joseba Etxeberria a comienzos de febrero, es un Tenerife insignificante, normal... Tan discreto que ha sido incapaz de estar, al menos, a la misma altura este curso que los de Álvaro Cervera, a los que la vida apenas les ha cambiado y siguen siendo ese bloque compacto y fiable con el sello del entrenador ecuatoguineano. En un enfervorizado Ramón de Carranza cerró ayer el cuadro tinerfeño sus tristes números como visitante en una temporada en la que, salvo contadas ocasiones, jamás ha parecido un aspirante a cotas mayores, minimizado y empequeñecido cuando juega lejos de la Isla, y siendo un conjunto asequible para la mayoría de sus rivales, aunque ayer en Cádiz sacó algo de casta para amargar la fiesta a los de Cervera y arañar un punto, que no consuela ni es un gran botín, pero que refleja que todavía, en algún rincón del vestuario, se mantiene intacto el orgullo suficiente como para no firmar la rendición tan fácil.

No obstante, el partido de los blanquizules en tierras gaditanas no fue de postín ni mucho menos en 90 minutos para mirar con lupa; no solo el rendimiento futbolístico, sino principalmente descifrar los signos de fuego cruzado que se han enviado esta semana desde y hacia el interior de la caseta. Por eso, seguramente las claves del choque de ayer deben analizarse desde el punto de vista de lo intangible, de lo que puede restar más que sumar, y como muestra la crudeza de las declaraciones tras el encuentro de un sorprendentemente maduro y sincero Luis Milla, que sirven para entender muchas de las cosas que vienen pasando en el CD Tenerife de un tiempo a esta parte. Pero desmenuzando lo que fue el partido, se apreció a un Cádiz inseguro y con dudas, a pesar de su privilegiada posición en la clasificación, y un Tenerife con poco veneno pero sin perder la compostura defensiva y siendo un buen bloque en su armazón de medio campo hacia atrás.

Los amarillos por su parte se limitaban a algún arreón intermitente de Álvaro -bien tapado por Luis Pérez y Cámara-, y los intentos de Perea por el medio, pero sin que Carrillo y Jona crearan problemas a la zaga blanquiazul. Únicamente una acción individual del delantero hondureño Jona Mejía, a poco del descanso, puso en algún aprieto a Dani Hernández, que sacó a córner. Etxeberria había buscado cerrar el juego de bandas del Cádiz, e intentar que el dinamismo de Bryan o la calidad de Villar y Casadesús provocará algún estropicio en el rival, pero el Tenerife de la primera parte apenas tuvo llegadas claras al área de Cifuentes.

La vuelta a las hostilidades tras el descanso mostró de entrada a un CD Tenerife algo más agresivo, y así Juan Villar pudo marcar, pero su disparo cercano se marchó desviado por muy poco. Con el Carranza conteniendo la respiración, y dando síntomas de poca capacidad para noquear al Tenerife, llegó el uno a cero a falta de media hora para el final, al aprovechar Perea un balón suelto en la frontal para batir a Dani de tiro potente. Los entrenadores fueron moviendo ficha, y mientras Cervera metió a centrocampistas como Aitor o Eugeni, Joseba Etxeberría introdujo a Mula, Juan Carlos y Malbasic, dotando al equipo de desborde, talento y gol.

Fue el Cádiz el que, con sus nervios, le fue abriendo pasillo al Tenerife, que tampoco es que lo aprovechara en su totalidad, pero sí que encontró recompensa pasado el minuto 90 en una pelota que enganchó Filip Malbasic al borde del área para empatar el partido y silenciar al Ramón de Carranza, que se quedó a las puertas de sellar su billete de "playoff" y ver como el Cádiz tendrá que jugársela en la última jornada en Granada. Para el Tenerife, el punto no le da excesivas alegrías, pero al menos no se fue de vacío de un estadio siempre complicado.

Las otras lecturas, las que tienen que ver con la inestabilidad interna del vestuario y del club, son las que dejan un rastro de preocupación y enfado en la afición, que asiste estupefacta a un cierre de temporada tan triste como convulso en el CD Tenerife.

1-1

CÁDIZ TENERIFE

Cádiz CF: Cifuentes (1); Correa (1), Servando (1), Marcos Mauro (1), Brian Olivan (1); Abdullah (1), Álex Férnandez (1); Perea (2), Álvaro (1), Carrillo (0) y Jona (1). En el minuto 58, Carrillo dejó su puesto a Aitor (1); en el minuto 68, Dani Romera (1), sustituyó a Jona; y en el 80'', Eugeni (s.c.), entró por Perea.

CD Tenerife: Dani Hernández; Raúl Cámara, Aveldaño, Carlos Ruiz, Iñaki; Alberto, Luis Milla; Luis Pérez, Villar, Bryan Acosta y Casadesús. En el minuto 62, Juan Carlos sustituyó a Bryan Acosta; en el minuto 65, Álex Mula reemplazó a Cámara; y Mlabasic a Alberto (77'').

Árbitro: Álvaro Moreno Aragón (2), del Comité Madrileño. Asistido por Garrido Romero y Santiago Sacristán. Amonestó a Bryan Acosta (13''), Dani Hernández (40''), y Víctor Casadesús (59'').

Goles: 1-0, m. 61: Gran remate de Perea desde el borde del área que no puede detener Dani Hernández; 1-1, m. 91: Malbasic, de tiro raso y ajustado desde la frontal.

Incidencias: Partido de la jornada 41 de la Liga 1 2 3, disputado en el estadio Ramón de Carranza ante 16.705 espectadores, según cifras oficiales. Noche agradable, con unos 19 grados y césped en buenas condiciones. El Tenerife vistió con camiseta azul y pantalón blanco y el Cádiz uso su equipación habitual, con camiseta amarilla y pantalón azul. Unos 50 seguidores del CD Tenerife estuvieron presentes en las gradas del Ramón de Carranza animando a su equipo, donde también estuvo, en el palco, el presidente de la entidad insular, Miguel Concepción, junto al consejero Francisco Mares. El Tenerife guardó luto por el fallecimiento hace unos días del que fue portero del club, Antonio Platero, en las temporadas 67-68 y 68-69.