Japón oscureció el panorama de Colombia en Rusia 2018 después de imponerse en Sarank por primera vez en su historia y dejar al conjunto sudamericano con escaso margen de error para progresar en el Mundial.

Todos los planes y toda la estrategia de la pizarra se quedó en nada. Todo se le puso de cara al conjunto oriental. Antes del minuto 5 el partido había dado un revolcón. Ocasión de gol, un penalti, una expulsión... todo en un momento. La pelota le llegó a Kagawa. Disparó a gol pero en el camino se interpuso el brazo de Carlos Sánchez. El árbitro lo vio, señaló penalti y expulsó al mediocentro del Espanyol. No falló Kagawa.

Colombia acusó el mazazo. Con un jugador menos acosó a su rival pero sin orden. En acciones esporádicas. Pékerman entró en acción. Retiró a Cuadrado y s acó a Wilmar Barrios para dar equilibrio al conjunto antes del intermedio. Japón pecó de inocente y encajó un gol pueril en una falta en la que Quintero tiró por debajo de la barrera, que había saltado para evitar el disparo al ángulo.

La puesta en escena de la segunda mitad pareció mostrar a Japón más atrevido. Colombia respondió con James y Bacca, pero encajó de la peor manera: en un córner, donde hasta la inferioridad numérica se iguala.