La España del sufrimiento interminable, que enterró su brillantez desde el terremoto interno que le dejó sin seleccionador a dos días del estreno, se despidió del Mundial 2018 con un castigo a la especulación y con la mala fortuna de su pasado en la tanda de penaltis final, tras caer en la maldición del anfitrión frente a Rusia. El balón se tiñó de rojo pero solo sonrío cuando pasó por las botas de Isco. España pedía a Marco Asensio y le faltó dar el paso en personalidad para desbordar.

El plan de Rusia era tan simple como efectivo. Balones en largo al gigantón Dzyuba, que se topó con el oficio de Ramos, y velocidad como castigó al mínimo error en el pase español. El movimiento de tres media puntas con libertad como Isco, Silva y Asensio debía derrumbar la rigidez del bloque. Pero el duelo se desequilibró en la primera incorporación de Nacho, novedad en el costado derecho. La falta al segundo palo con intención de Asensio buscó al capitán. Ramos celebró su gol más perseguido, tras buscar el remate cayendo, con su pie derecho. Reaparecía un peligro ya conocido: el toque sin intención. Ni verticalidad ni ritmo. El abuso del pase horizontal para inyectar anestesia hasta al cronómetro, sin pisar línea de tres cuartos, instalada en un juego intrascendente. España se olvidó de atacar, como si su gol fuese garantía de éxito por su labor defensiva, en un torneo instalada en el error continuo. Todos desaparecieron menos Isco.

La clase ante la agresividad. Un sombrero de respuesta a un intento de patada. Referente absoluto de España con su liderazgo, el único que tenía confianza para intentar algo diferente. Mientras, seguía la pelea de Dzyuba con Ramos. De una posible falta nació un disparo ajustado de Golovin que despertaba a Rusia. Reaparecía esa sensación de que con poco, se hace daño a España. Y como si el penalti o la falta regalada cerca del final a Cristiano para el empate, o el malentendido entre Iniesta y Ramos ante Marruecos no fuesen suficientes, Piqué añadía uno más a la colección de despropósitos. Saltó de espaldas tras córner, con los brazos arriba y el testarazo de Dzyuba le golpeó. Penalti claro. La ocasión para la resurrección de De Gea, engañado en el lanzamiento. La especulación ya tenía castigo. España tuvo en su mano lanzarse por un segundo gol que sentenciase y no volvió a disparar a puerta. Exigida de nuevo le metió profundidad a su fútbol. Nacho, con un recorte de tacón en carrera, le ponía el único balón bueno a Costa del primer acto y escorado no superaba el mano a mano ante Akinféev.

La actitud se modificó en la reanudación. España batió cualquier récord de toques en un Mundial, aumentó la velocidad pero no encontró espacios en un rival encerrado. Rusia juntó líneas y se encomendó con sus cambios a su velocidad en el contragolpe. Hizo un favor Cherchésov al retirar a Dzyuba. El fallo en el pase provocaba el rugido y sería castigado con un ritmo diabólico en la nueva identidad rusa. El miedo se mascaba y entraba Iago Aspas en punta para sacar provecho del rival. Con el pecho le dejaba a Iniesta la oportunidad de enganchar un disparo ajustado que sacaba Akinféev en su estirada. Su doble parada la completaba con el remate cruzado de Aspas. Rusia firmaba los penaltis y Hierro no quiso perder, renunciando a juntar dos puntas hasta la segunda parte de la prórroga. Una jugada le pudo impulsar a la gloria, con regate mágico pegado a banda y una carrera elegante que no acabó en la red ni cuando Carvajal chutó con el corazón en un puño de todo un país. La mala fortuna que marcó un tiempo pasado sobrevolaba el Luzhnikí. España se desesperaba con un penalti a Piqué que el VAR no quiso dar y en la tanda final se dejaba por el camino la estrella. Los fallos de Koke y Aspas mandaban a casa a una candidata que en ningún momento lo demostró.

1-1

españa-rusia

España: De Gea; Nacho (Carvajal, 70''), Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Busquets, Koke; Isco, Silva (Iniesta, 66''), Marco Asensio (Rodrigo, 104''); y Diego Costa (Iago Aspas, 80'').

Rusia: Akinféev; Mario Fernandes, Kutépov, Kudriashov, Ignashévich, Zhirkov (Granat, 46''); Zobnin, Kuziáev (Erokhin, 97''); Samédov (Chéryshev, 61''), Golovín y Dzyuba (Smolov, 65'').

Árbitro: Bjorn Kuipers (Holanda). Amonestó a Piqué por España; y a Kutépov, Zobnin, por Rusia.

Goles: 1-0, m. 11: Ignashévich en propia puerta. 1-1, m. 41: Dzyuba.

Tanda de Penaltis: 1-0: Iniesta. 1-1: Smolov. 2-1: Piqué. 2-2: Ignashévich. 2-2: Koke falla. 2-3: Golovin. 3-3: Ramos. 3-4: Chéryshev. 3-4: Aspas falla.

Incidencias: Encuentro de octavos de final del Mundial 2018, disputado en el estadio Luzhnikí lleno, con 78.011 espectadores, 3.000 de ellos españoles. El rey Felipe VI y el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, encabezaron la relación de autoridades del palco de honor.