El vigente campeón, el discutido Chris Froome (Sky), busca engrosar los libros de oro del Tour de Francia, desde hoy al 29 de julio, con un quinto amarillo en París frente a un pelotón de favoritos, con el italiano Vincenzo Nibali (Bahrain) o los Movistar Nairo Quintana y Mikel Landa, en una edición que arranca desde la isla de Noirmoutier, en la costa de Vendée.

Froome es, por ser el ganador de las tres últimas ediciones de la ronda gala, por optar al doblete Giro de Italia-Tour de Francia en este 2018 y por estar cerca de enlazar cuatro victorias en las tres "grandes" -Tour y Vuelta 2017, y Giro 2018-, el gran candidato.

Pero el británico no llega de forma plácida a la cita, sino que ha sido objeto de incontables debates por su positivo por salbutamol en la pasada Vuelta a España del que ha sido absuelto, esta misma semana, por la UCI. Está libre de sospecha, indultado al cien por cien, pero fue increpado y abucheado por la afición en la presentación de su equipo, el Sky.

Una de las características de este Tour de Francia, en su 105ª edición, será un recorrido de 3.351 kilómetros pensado para el espectáculo en la montaña, con sus 26 puertos o cotas, seis etapas consideradas de alta montaña y tres de ellas con finales en alto.

Con los Alpes siendo claves, como de costumbre gracias a los colosos del Alpe d''Huez, final de una 12ª etapa muy exigente con paso previo por La Madeleine o La Croix de Fer, o el final de la 11ª etapa en La Rosière, pondrán maduras las piernas de los aspirantes.

La montaña se presume decisiva, pero para poder optar al podio final en París no bastará con ser buen escalador, ya que esta edición de la ronda gala contará con una contrarreloj individual -en la penúltima etapa, sobre 31 kilómetros- y otra por equipos, de 35,5 kilómetros en la tercera etapa.

La primera semana de carrera se presume inquietante por la presencia de etapas cercanas al mar, donde el viento podría causar estragos. Y marcada en el calendario está la novena etapa, con final en Roubaix y 21,7 kilómetros con pavé.