Puede parecer una contradicción, pero en cualquier caso parece un buen dato. El Tenerife empieza con 19 jugadores que parecen fijos en la primera plantilla a pesar de su undécimo puesto y de su mediocre campaña y, sin embargo, el pasado verano, cuando venía de acariciar el ascenso, fichó a 11 futbolistas.

Hay una coincidencia sobre el valor de este plantel, que está bastante por encima de lo que demostró en la Liga 17/18. Ahora, si las lesiones no se ceban de nuevo con jugadores clave (Villar o Sanz), el Tenerife debe estar luchando por uno de los seis primeros puestos, a pesar también de que la Segunda parece más fuerte que la ya de por sí difícil competición anterior.

La continuidad de Etxeberria es un avance sensible. Los jugadores estuvieron a gusto con él y conocen las peculiaridades de su idea. No hay razones para pensar que el Tenerife va a cambiar su juego. O sea, cuatro jugadores al fondo, dos en el medio, dos extremos muy abiertos y centradores, y un par de delanteros complementarios: uno alto, referencia, que sepa aguantar el balón de espaldas para iniciar el ataque a partir de recibir el pase largo, y otro más dinámico que active la presión, como hizo Bryan Acosta. El ideal es Nano, por el que esperan.

El Tenerife de Etxeberria tiene dos maneras de generar situaciones en el área rival, una a través de la presión alta, y la otra con los pases defensa-ataque sobre la figura del "9" que busca Alfonso Serrano, lo más parecido a Longo. Ahora bien, la nueva temporada trae otras asignaturas que debe aprobar el equipo, en especial el juego posicional, con la pelota, un aspecto que puede mejorar con la presencia de los dos jóvenes que le cambian la cara al centro del campo: Milla, de rendimiento ya contrastado, y Undabarrena, que trae las mejores referencias. Al plantel le faltan los dos delanteros (el fichaje del tanzano Shaaban no se ha hecho oficial aún) y doblar posiciones en la banda izquierda.

Parece un punto y seguido.