Bélgica, con los goles de Thomas Meunier y Eden Hazard, mejoró su historia en un Campeonato del Mundo y se marchó de Rusia 2018 con el tercer puesto en el bolsillo a costa de Inglaterra, que pagó su aparente desmotivación. Bélgica se hizo con el control desde el principio. Un balón largo de Courtois lo encontró Lukaku. Abrió la acción hacia la izquierda que recorría Nacer Chadli. El centrocampista del West Brmowich envió un buen centro al borde del área pequeña. Ahí se había colocado sin oposición Meunier, que fusiló Pickford. Era el minuto 4. No espabiló Inglaterra. A excepción de algún amago inicial de Fabian Delph fue Raheem Sterling el único que buscó soluciones. No las encontró. El conjunto de Southgate transitaba en campo belga. Pero la pelota se perdía antes de que Courtois fuera puesto a prueba. En la segunda parte, con Bélgica buscando la contra, la conexión De Bruyne y Hazard cerró el partido. El jugador del City asistió a su compañero, que se hizo un hueco y no perdonó. Fue el homenaje perfecto al gran jugador del Chelsea, líder de su selección y que acaba como una de sus grandes estrellas.