La presión alta como forma de vida. Asfixiar al rival y controlar cada momento del partido, se tenga o no la posesión. La filosofía de Joseba Etxeberria, que caló a su llegada, convence también a los nuevos en esta pretemporada y va adquiriendo, poco a poco, un nivel de especialización mayor. "Sin la pelota también se puede llevar la iniciativa del partido", les decía ayer a los futbolistas de ataque Jorge Pérez mientras trabaja con ellos estos conceptos.

El nuevo segundo entrenador del Tenerife, con mayor protagonismo que su antecesor en el cargo, se rodeó ayer de todos los efectivos ofensivos en una parte del campo 2 de la Ciudad Deportiva Javier Pérez. Así, Luis Milla, Bryan Acosta, Suso Santana, Paco Montañés, Joao Rodríguez, Filip Malbasic, José Naranjo y Borja Llarena practicaron cada paso a seguir para ahogar al rival en la salida. "Miremos la posición corporal del rival, hay que fijarse. Ahí tenemos información para saber al menos adonde no irá el pase", explicaba Pérez a los atentos futbolistas del conjunto insular animándoles a anticiparse en la intención del adversario.

En mitad del ejercicio, y haciendo bueno ese principio de dominar el encuentro aunque no se tenga la pelota, otra lección: "Si creemos que hay un hombre con menos posibilidades o capacidad para sacar el balón jugado, hay que orientar la presión hacia él", señaló instando a los suyos a cerrarle al oponente otros caminos, a conseguir que dé el pase hacia el peor sitio posible o, aún mejor, acabe llevando a cabo un desplazamiento en largo.

"Aceleramos en el momento del pase", pedía a los hombres de los costados para evitar que el receptor tuviera "tiempo para controlar y seleccionar". Se trata de dejar casi sin opciones al rival, al menos, de condicionar su juego ofensivo para que la segunda línea tenga mayores facilidades a la hora de recuperar el esférico y terminar de cortocircuitar el fútbol del rival. Desde su llegada, Etxeberria pidió intensidad a sus pupilos. Incluso, propició que en sus primeras semanas como entrenador pecaran por exceso (nunca por defecto) a la hora de acudir a la presión. Fue la primera piedra en el juego de un Tenerife que fue capaz de reaccionar hasta acercarse a las posiciones de "playoff" de ascenso. La historia posterior es conocida: arbitrajes, lesiones, algún mal día y un final de temporada alejado de la lucha por el ascenso. Pero sin perder las señas de identidad.

Los nuevos van conociendo cuál es la filosofía del preparador vasco y su ayudante trata de perfeccionar el funcionamiento en sesiones como la de ayer. Mientras, en la otra parte del terreno de juego era el propio Etxeberria el que practicaba con la zaga y los pivotes defensivos, Alberto y Undabarrena, la salida de balón.

Tyronne no trabajó

De nuevo, Tyronne se quedó sin trabajar junto a sus compañeros. El grancanario, que había dado síntomas de mejoría en los primeros días de la semana, saltó al césped con el grupo y escuchó la charla inicial del técnico. A la conclusión de la misma, se marchó incluso de la Ciudad Deportiva. En la zona de vestuarios permaneció Aitor Sanz, cuyo proceso de recuperación va lento. Al madrileño le pueden quedar aún tres semanas para reintegrarse a los entrenamientos.