Nunca un primer partido puede suponer un avance de lo que se verá de un equipo durante el resto de la temporada. Menos aún en la Segunda División. Por eso, el de Tarragona queda apuntado como un aprendizaje. La versión de la primera parte fue la de un Tenerife muy parecido al del pasado curso en sus defectos. La de la segunda parte, aun con el obligado paso atrás del Nástic para defender su botín (el uno a cero), resultó casi opuesta.

Por eso, Joseba Etxeberria resumió perfectamente con un frase lo sucedido: "Hemos visto en noventa minutos lo que queremos del equipo y lo que no. He visto dos equipos muy diferentes, uno blando, con poca tensión en los primeros 40 minutos. En el segundo tiempo hemos sido mejores y generado mucho".

En solo cinco días, segundo examen y de nuevo fuera de casa. Será el Almería, que ha dejado dudas en la pretemporada y en su estreno, el examinador de los blanquiazules. El objetivo no es otro que parecerse más al equipo que empujó y empujó hasta empatar en la segunda parte, dejando en el olvido el de la primera.