La llamaban la Moliné femenina y es que pese medir 1,67 metros de estatura y jugar de pívot, Charo Borges, era todo fuerza y potencia dentro de la zona, lo mismo que lo fue el ex jugador del RC Náutico Ramón Moliné.

Charo Borges lideró una generación importante del baloncesto femenino tinerfeño, una jugadora que primero "pensó" en el balonmano, pero que luego se decantó por el deporte de la canasta, porque su experiencia en el balonmano no le llenó como ella esperaba.

Campeona de Canarias en las temporadas 66/67 y 67/68 con el María Auxiliadora, con el DISA en la 68/69 y con el OM en la 69/70, 70/71, 71/72 y 72/73. También logró importantes logros en los Juegos Universitarios, así como en el apartado individual, siendo máxima anotadora en varias temporadas.

Su etapa en el baloncesto no acabó cuando se retiró de las canchas y, aunque pasó algo desapercibida, fue entrenadora y también formó parte de la directiva del Kristal con Antonio Hernández Laverni de presidente.

En Las Dominicas empezó a jugar, con Pancho Monje de entrenador, y en el mismo colegio ejerció de entrenadora, aunque también pasó por el María Auxiliadora que dirigía Jerónimo Foronda, equipo que le llevó, no solo a participar en los Nacionales, sino también a incluirla en la selección nacional. "Yo me apunté al balonmano y jugué la Liga escolar, pero no me hizo feliz dicha experiencia. Acabó la temporada escolar y me dije que eso no era para mi, mientras miraba los entrenamientos de las compañeras que habían elegido baloncesto y estaban con Pancho Monje que era el que daba clases. Me resultaba ridículo ese deporte del baloncesto sobre todo las postura que se hacían. Eso de estar agachado para defender con las piernas abiertas y tener que marcar unos pasos para llegar al aro y soltar el balón para no hacer carrera... Me sorprendía y me hacía reír, pero como yo quería hacer deporte probé en el baloncesto y con gran sorpresa el veneno se inoculó en mis venas", aseguró Charo Borges.

La internacional tinerfeña, que empezó a jugar en la Liga escolar en 1962, destacó la gran afición al baloncesto que había en ese entonces y recordó que solo en su colegio Las Dominicas habían dos equipos compitiendo en la Liga Escolar. "Las del A eran tan buena que eran las grandes rivales del María Auxiliadora, de Foronda, un equipo éste que siempre quedaba primero, mientras que ese Dominicas A, eran las segundas", dijo la tinerfeña.

Tuvo que terminar su etapa escolar para poder dar el salto de equipo. Borges no quería abandonar la práctica de este deporte y, aunque ya no estaba en el colegio sí pudo seguir entrenando con ellas, aunque no podía participar, hasta que "Juan José Rodríguez Pinto (q.e.p.d.), que era nuestro entrenador, y al que le gustaba mucho mi forma de jugar, habló con Jerónimo Foronda para que pudiera entrar a formar parte del María Auxiliadora".

Y así fue. Foronda tenía muy buenas referencias de Charo Borges y no dudó en incorporarla a su grupo de jugadoras. El María Auxiliadora fue campeón de España en la campaña 65/66 y Charo Borges se incorporó en la temporada 66/67. "Esa temporada nos clasificamos de nuevo para el Nacional, no tuvimos suerte y terminamos terceras de España y donde yo, al ser nueva, tuve pocos minutos de cancha", destacó.

La presencia en los Nacionales fue habitual por parte de ese equipo y Charo Borges fue haciéndose su hueco en un club que siguió existiendo pese a que la dirección del colegio María Auxiliadora decidió no continuar con su apoyo. Primero DISA y luego la firma OM fueron las que apoyaron a este grupo excelente de jugadoras, comandadas por Foronda.

"Me fichó como la suplente de una de las pívots titulares, Clari Pérez, y cuando el padre la apartó del baloncesto por problemas de estudios, ese puesto lo cubrí yo y pude dar el salto con la confianza que me dio luego Foronda viendo que yo respondía con lo que el quería. Piensa que con 1.67 yo era la pívot del equipo ¿por qué? Por el salto que tenía. La falta de altura la compensaba con ese buen trabajo dentro de la zona".

Charo Borges no era alta para jugar de pívot, pero sí sabía estar y colocarse bien debajo del aro, aunque su principal virtud era ese gran salto que tenía, que le permitía luchar contra jugadoras más altas que ella. "Creo que tenía buenas condiciones para el deporte, pero además me considero muy trabajadora, muy constante y me gustaba entrenar", destacó.

Y poco a poco Charo Borges fue mejorando y dándose a conocer en el complicado mundo del basket femenino y más aún siendo canaria. "Me fueron conociendo poco a poco en la Península y en un torneo en Extremadura, a su término, Foronda se dirigió a mi y me dijo Charo estas convocada para la selección española. Palabra de honor que pensaba que me estaba tomando el pelo" dijo Borges quien añadió que "me comentó que el seleccionador había estado en los partidos y que quería que fuera convocada".

Borges, en esos momentos se acordó de una de sus compañeras a la que admiraba por su forma de jugar: Ángeles García, que después fue la mujer de Jerónimo Foronda. "Era una jugadora muy elegante, muy hábil, con unos fundamentos técnicos fantásticos y para mí fue la candidata para formar parte de una selección. Incluso fueron preseleccionadas ella y Conchi Ramírez en campañas anteriores, pero nunca llegaron a estar en la selección y en mi caso no fue así", dijo.

La cita con la selección fue en Cáceres en la temporada 70/71 en un partido contra Australia. "Era la octava selección que se formaba ante un rival de jugadoras muy altas y con una media de 1,80 metros de estatura. Jugué unos diez minutos, aunque lesionada porque entrenábamos tanto que en una de esas sesiones preparatorias me lesioné en un tobillo", destacó Borges.

Recuerda que de esa selección era la jugadora "exótica", ya que el grupo principal estaba formada por integrantes del CREF de Madrid y otras de un equipo de Barcelona. "Yo era la única canaria". Borges comenta como anécdota que el periodista José María García llevó a cuatro jugadoras de esa selección a una entrevista en Televisión Española y una fue ella por ser la "exótica" de la selección.

Pero fue una jugadora inquieta. Le gustaba mejorar y aprovechar mejor sus condiciones. Jugó de pívots, de alero, de escolta y no de base porque, según comentó "quizás no estaba mentalizada y siempre en el equipo ese puesto estaba bien cubierto", aunque dijo que "por temperamento y condiciones físicas donde más a gusto me encontraba era de alero y, además, en la parte izquierda. Creo que era más efectiva y muy potente. Usaba las dos manos, tiraba y botaba con perfecta coordinación de movimientos", expone.

Pese a su altura recuerda medirse a jugadoras de mucha más talla física, entre ellas la también tinerfeña María Marrero, una pívot potente que, al igual que ella, también vistió la camiseta de la selección española.

"Ella era de las más altas que había, pero no me arrugué nunca al enfrentarme contra ella. A mi me llamaban la Moliné femenina porque cuando Ramón (Moliné) llegó a la Isla se caracterizaba por ser un fajador nato y se cuadraba bien bajo canasta, tenía una buena técnica de bloqueo y a mi me pasaba igual", dijo Borges. "Nos daba igual que hubiera jugadoras más altas y más fuertes, pero allí estábamos nosotros peleando para coger un balón. A mi no me intimidaban estas jugadoras. Yo buscaba, les hacía frente y a veces recibí codazos cuando peleaba por un rebote, pero en muchas ocasiones lo cogía yo por el buen salto que tenía. Saltaba en seco 50 centímetros", apuntó.

Llegó el momento de decir adiós a las canchas. Fue en abril de 1978, después de cumplir dos temporadas en el Kristal Tenerife, pensando también en completar su formación académica de Bellas Artes.

"Me hubiera gustado dedicarme profesionalmente al baloncesto, pero era imposible y mucho más para una mujer. Es que si nosotros no nos hubiéramos formado en una profesión, ninguna de mis compañeras e incluso yo, que fui la más conocida, hubiera podido vivir del baloncesto. Yo compaginé mis estudios de Bellas Artes con el deporte y cuando dejé el baloncesto todos nos dedicamos a lo que habíamos estudiado. Pero nunca dejé el baloncesto. En Las Dominicas me llamaron para entrenar a un equipo de niñas pequeñas y fue una experiencia preciosa. Me hubiera gustado dedicarme a enseñar a los niños a jugar y darles mis conocimientos. También estuve una temporada como directiva en el Kristal con Antonio Hernández Laverni como presidente. Yo me retiré en 1978 y estuve dos años dedicándome a estudiar las oposiciones y cuando las aprobé me uní al grupo de Antonio Laverni", relata.

Ya puestos en el baloncesto actual, Charo Borges ve mucha diferencia entre el que ellas practicaban con el de la actualidad donde asegura que "hoy se preparan atletas que después o al mismo tiempo se le descubren talentos y condiciones para determinados deportes y se les encauza hacia cada uno de ellos".

"A la actual selección femenina de baloncesto, comparada con la mía, la veo poderosamente física. En la nuestra quizás teníamos mas estilo, recurríamos a los fundamentos técnicos supliendo la falta de físico y hoy en día sigue habiendo buenos fundamentos, pero veo menos recursos técnicos para resolver una situación, y más los recursos físicos. Se impone más la altura, la fuerza, la coordinación de movimientos, pero por ejemplo no es fácil ver un cambio de dirección, una finta, una puerta atrás, un giro de un jugador sobre si mismo rodeando al que defiende y entrándole estilo Carmelo Cabrera o Ángeles García, que lo hacía mucho. Eso hoy no lo veo, pero sin embargo si veo mucho poderío físico", comentó.

Reconoció que ya no asiste a las canchas a ver el baloncesto, pero sí lo sigue con mucha atención a través de los diferentes medios de comunicación, tanto la situación como su evolución. Se lamenta de que las buenas jugadoras tengan que emigrar fuera para poder triunfar por la falta de apoyo que existe al baloncesto femenino.

"Desde que se perdió la categoría de Primera División el baloncesto femenino ha ido hacia atrás al punto de que las buenas jugadoras se han tenido que marchar y ese ha sido el gran problema. No hay en Tenerife un criterio de las instituciones que potencie el deporte para que no se dejen escapar a los talentos canarios que los hay", aseguró Charo Borges, quien añadió que "me da pena que los equipos canarios no cuenten con jugadores de aquí con el talento que tenemos. ¿Cuántos jugadores canarios hay en los equipos canarios de la ACB? peninsulares y extranjeros, ni siquiera los entrenadores, porque los entrenadores y jugadores que valen emigran. Tenemos jugadoras muy buenas en Tenerife, pero se han tenido que ir fuera. En épocas anteriores se tuvieron que ir Nieves Anula, Lidia Mirchandani, Estela Ferrer, Yolanda Moliné y Laura Herrera, entre otras".

Bueno, pero ahora está el Mundial femenino a las puertas y con las mejores jugadoras del Mundo en Tenerife, entre ellas, las españolas que saldrán como una de las candidatas a optar a una medalla.

"Creo que España llegara lejos en este Mundial. Es una pena que Sancho Little, lesionada, no pueda estar en esta cita mundialista, pero creo que esta selección tiene mucho potencial para luchar por una medalla. Está claro que Estados Unidos es una potencia y será muy difícil derrotarlas, pero pienso que España, si no está en la final, si tendrá medalla", dijo. El mensaje de la pionera.