Las africanas han roto moldes en Tenerife. Senegal y Nigeria sobrepasaron el corte de los grupos; nunca antes conseguido por ningún país de África. Las de Abuya lograron, superando a Grecia (57-56), el pase a cuartos de final.

Tras las primeras cinco ediciones de la Copa del Mundo Femenina, el continente africano encontró su primera representante. El 15 de mayo de 1971, Madagascar debutó con un revés apabullante (120-39) ante Checoslovaquia. Un día después sufrió la derrota más abultada hasta el momento en la historia de los mundiales (121-28 ante Japón). Condición que se mantendría hasta el 15 de septiembre de 2002, cuando Francia pasó por encima (131-35) de la debutante Túnez.

Desde que Madagascar abrió la senda, Senegal y Zaire -actual República del Congo- comparecieron junto a las mejores del planeta. Desde ahí, y exceptuando el Mundial 1986, siempre ha habido representación africana.

Entretanto, para dar con la primera victoria de un país del mentado continente hubo que esperar al 17 de julio de 1990. La sede era Malasia cuando el equipo anfitrión cayó (73-41) en los partidos de clasificación del Grupo H. Las asiáticas también hincaron la rodilla ante Zaire (88-46) en un duelo en el que pugnaban por la decimoquinta plaza de la clasificación general. El día anterior, Senegal había superado a sus paisanas con un 60-52.

El cuadro del torneo, cuando este deparaba choques en el que se pugnaba por evitar el último puesto de la general, también dio alegrías a Senegal (2002) y a Malí, que venció (67-69) a sus vecinas senegalesas en República Checa 2010.

A los escasos antecedentes positivos ya se le puede añadir la hazaña conseguida por Nigeria: pasar a las eliminatorias y, una vez ahí, alcanzar los cuartos de final.