El español Alejandro Valverde se hizo con el oro más buscado y más deseado de su carrera al proclamarse campeón del mundo en la prueba en línea masculina que cerró este domingo los Mundiales de Ciclismo en ruta que se han disputado en Innsbruck (Austria) en la última semana.

Valverde ganó la carrera por delante del francés Romain Bardet, el canadiense Michael Woods y el holandés Tom Dumoulin, que entraron con él, pero a su rueda, en la meta. Bardet, plata, y Woods, bronce, le acompañaron en el podio.

El corredor murciano sumó su séptima medalla mundialista y sucede en el palmarés al eslovaco Peter Sagan, vencedor en las tres ediciones anteriores, en Richmond 2015, Doha 2016 y Bergen 2017.

Valverde añade el oro de hoy -el cuarto español que lo consigue tras Abraham Olano, Igor Astaloa e Oscar Freire, que logró tres- a dos las platas de Hamilton 2003 y Madrid 2005 y los tres bronces de Salzburgo 2006, Valkenburg 2012, Florencia 2013 y Ponferrada 2014.

La carrera, como se esperaba, se jugó en la pared de Gramartboden, un muro de 2.800 metros al 11,5 por ciento de desnivel y rampas de hasta el 28, con la cima a unos 10 kilómetros de la cota de meta.

A su inicio llegó el danés Michael Valgren con medio minuto sobre un grupo cabecero numeroso. Pero rápidamente un ataque francés, con España parecía que un poco descolocada, dejó un sexteto por delante con tres de los suyos, Bardet, Julian Alaphilippe y Thibaut Pinot, el italiano Gianni Moscon, Woods y Valverde, que cazó a Valgren.

Fueron cediendo primero Pinot y después Alaphilipe y Moscon para dejar un trío en cabeza al pasar por la cima del puerto, en la que se empezó a mover Valverde y donde amenazaba ya Dumoulin, subiendo el terrible muro en zig-zag pero con mucha fuerza. El holandés cazó tras la bajada a 1,6 kilómetros de meta y ello le dejó sin fuerza en el sprint a cuatro en el fue último.

En ese esprint, toda la responsabilidad fue para el español, que fue siempre por delante pasada la pancarta de un kilómetro a meta. El murciano tapó su derecha pegándose a la valla, vigiló izquierda y esperó su distancia para arrancar a 300 metros y pasar claramente por delante por la línea de llegada.