Cerca de un centenar de corredores procedentes de todas las latitudes concluyeron hoy la segunda ultra maratón de Túnez, un recorrido de 100 kilómetros de desierto y dunas que atraviesa los antiguos decorados de Stars Wars, desde la casa de Luke Skywalker al puerto de Mos Espa.

La victoria de la prueba, en la que participó un solo español, fue para el mítico corredor marroquí Rachid El Morabity, ganador en seis ocasiones consecutivas el durísimo "Maratón de las Sables", en el desierto marroquí.

Al Morabity, de 36 años, empleó nueve horas y once minutos en una carrera que calificó de "fácil" pese a que se desorientó y hubo de recorrer algunos kilómetros de más.

En categoría femenina, el triunfo sonrió a la noruega Elisabeth Barnes, quien necesitó 10 horas y 26 minutos y se mostró muy satisfecha ya que la "ultra mirage" de Túnez era su regreso a la competición tras decidir hacer una pausa en su carrera deportiva a principios de año.

Ambos se embolsaron 3.000 euros de premio, ya que la igualdad es una de las principales características del "Ultra Mirage" (Ultra Espejismo), una carrera tan novedosa como espectacular por sus paisajes que trata de hacerse un hueco en el calendario internacional.

El autor intelectual de esta "locura" en uno de los desiertos más bellos del norte de África es Amir Ben Gacem, un experto en finanzas que se gana la vida en la City de Londres, y que hace dos años decidió trasladar su afición -correr- y sus sueños a su país natal, donde no existía un evento de esta envergadura.

"Correr 100 km en 20 horas parece fácil, es una media de 5 kilómetros por hora, pero es una esfuerzo sobrehumano", asegura con conocimiento de causa, tras haber recorrido y seleccionado cada tramo de esta prueba, que en su segunda edición ya ha experimentado un gran crecimiento.

«Hemos doblado el número de participantes, de 60 a 140, hemos doblado el número de nacionalidades de 11 a 23 y hemos cuadruplicado la presencia de las mujeres, de 7 a 30", agrega con orgullo en la línea de meta.

Allí, solo pudo saludar personalmente a los 90 que lograron superar un itinerario plagado de dunas, relieves rocosos, cañones, estepas e incluso el gran lago salado de Chott el Djerid, el mayor del norte de África, con temperaturas que pueden alcanzar los 35 grados.

Uno de ellos fue el italiano Indro Neri, reportero de una revista especializada en carreras, que se ha estrenado por primera vez en el desierto y ha conseguido superar las 20 horas contra todo pronóstico.

"Quería conocer mis propios límites y ha sido increíble. Existen maratones más largas que esta pero correr en un paisaje como este y hacerlo sólo, en el que se puede disfrutar del silencio, del sonido del viento? Es una experiencia 100% », cuenta.

"Pensé que sería más complicado para aquellos que vienen de países del norte de Europa y que no están acostumbrados al calor", agrega sorprendido mientras se seca el sudor de la frente y mira de reojo al noruego Sondre Amdahl, que se pasea tranquilamente entre los asistentes tras haber llegado en segundo lugar.

Alcanzar la meta es el resultado de años de entrenamiento. Miguel Ángel Lozano, el primer y único corredor español de la Ultra Mirage de Túnez, es consciente de que se trata de un desafío físico pero también mental.

"El desierto es uno de mis ecosistemas favoritos, está es la décima ultra que hago en este terreno y también la más curiosa: alterna salinas duras, arena extremadamente fina, pista compacta e incluso asfalto. Es una prueba dura y con un tiempo de corte ajustado», explica este bombero originario de Toledo.

Lozano ignora en qué posición ha quedado pero eso no le quita el sueño "no me importa mucho, a mis 50 años lo que me gusta es cumplir retos y llegar al final, siempre y cuando no se comprometa la salud".

Ahora en lo que piensa es en su próxima carrera: "No me gusta repetir. En 2019 me gustaría ir a la Half Marathon des Sables de Tenerife y seguramente en abril vaya a la Madeira Island Ultra Trail", carreras similares a la tunecina.

Ben Gacem si planea ya la tercera edición, cuyos objetivos serán seguir creciendo, promover esta disciplina entre los tunecinos, atraer de nuevo el turismo a la desértica región de Djerid y colocar al país magrebí en el mapa de los aficionados a las carreras, concluye satisfecho.