La crispación que se palpó en fases del partido del pasado domingo en el Heliodoro Rodríguez López entre el Tenerife y el Lugo, con gritos en contra de Miguel Concepción y Alfonso Serrano y pitos al equipo, parece haber dejado en la plantilla blanquiazul una herida que no se ha cerrado. El lunes fue Jorge el que afirmó que "no son cosas que suman". Ayer, su compañero Dani Hernández aseguró que, poniéndose en el lugar de un aficionado, solo expresaría su decepción con el partido finalizado.

"Lo puedo entender, pero no lo comparto", dijo ayer al ser preguntado por la reacción que tuvo una parte del público. "Como aficionado, prefiero apoyar al equipo antes que silbar; y si voy a silbar, lo haré al final del partido", contó el guardameta titular antes de advertir de que "hay compañeros a los que les puede afectar más o menos" ese clima tenso. "Pero no estamos para preocuparnos, sino para ocuparnos y tratar de salir de esta situación y cambiar el ambiente para que sea más positivo", añadió Hernández, convencido de que "en cuanto lleguen dos resultados buenos, la gente hará como siempre, se volcará con el equipo porque lo está deseando".

Pasando a cuestiones relacionadas con el juego del Tenerife, reconoció que haber pasado de un resultado adverso de 4-1 en Mallorca a no encajar goles en el compromiso con el Lugo es todo un avance. No obstante, confesó que "hubiese preferido acabar 5-4 y tener dos puntos más en el casillero". En ese sentido, llegó a la conclusión de que la principal necesidad del equipo pasa por la acumulación de resultados positivos.

Asimismo, advirtió de que la asimilación del sistema elegido por Oltra lleva su tiempo. "No se puede cambiar de la noche a la mañana", comentó el arquero. "Tratamos de hacernos a su idea, aprovechando cada día para acercarnos al tipo de equipo que quiere que seamos".

Por último, compartió su deseo de "pescar en río revuelto" el domingo por la inestabilidad que también condiciona al Zaragoza.