Dudo que Paco Herrera se quede en la excusa del penalti fantasma, de la misma forma que descarto que Oltra se agarre a la ocasión clamorosa que perdonó al final Bryan Acosta. Porque es tan obvio que los dos equipos, Las Palmas y Tenerife, estuvieron relativamente cerca de ganar, como que ninguno de ellos dio sensación de progreso en sus reconocidos problemas de juego.

Herrera y Oltra son hombres de fútbol y tienen la suficiente capacidad analítica para encontrar sustancia mejorable, como para no detenerse en los lances arbitrarios (y arbitrales) que marcaron un resultado que ratifica las tendencias. Habrá alguna razón más que el penalti fantasma de ayer, para que Las Palmas solo haya ganado uno de sus últimos cinco partidos en casa, y haya logrado escasamente 6 de los últimos 24 puntos disputados. Y por algo más que el gol cantado que falló Bryan, el Tenerife lleva toda la temporada sin ganar un partido fuera del confortable ambiente del Heliodoro. De los 30 puntos que ha peleado como visitante únicamente consiguió 5.

El partido retrata los errores estratégicos de ambas entidades, que en la jornada 18 tienen a sus equipos intentando armarse con entrenadores que sobrevienen y trabajan con plantillas a contraestilo. Ninguno de los rivales eternos goza de la mínima salud futbolística para conseguir cierta continuidad en el juego, para dominar y rematar un partido como el de ayer, en el que el Tenerife falló una elevada cantidad de balones en el medio y en el inicio y Las Palmas devolvió los obsequios con transiciones imprecisas en media docena de jugadas.

Al final, todo se reduce a los niveles de calidad, virtud imposible de suplantar simplemente con el estado de ánimo. En el denso plano mediático de la semana, que constituye otro derbi en paralelo, fue tratado con detalle el efecto que un triunfo ayer iba a tener para el equipo que lo consiguiera. No ganó ninguno, ni fue tan superior uno o el otro hasta el punto de poder consolarse con los detalles que tuvieron cierto relieve en medio de la mediocridad. Esos detalles valen para esconder la realidad de fondo. Claro que Las Palmas tuvo el partido en la jugada de Araujo que salvó Camille, claro que no fue penalti, claro que Bryan perdonó un gol hecho, pero la realidad es que los dos equipos terminan como empezaron.

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