Escasos centímetros separaron los sueños del Liverpool de los del Manchester City y provocaron, en la franja que dividió el escaso margen entre el gol fantasma de Stones en propia puerta con el gol ganador de Leroy Sané, que los de Guardiola se llevasen el duelo (2-1), estrechando la distancia en la tabla a cuatro puntos.

Solo Firmino, con el momentáneo empate a los 65 minutos, dio esperanzas a los de Klopp de rascar algo, en un encuentro en el que quizás merecieron más, pero en el que el City hizo un ejercicio de resistencia propio del campeón.