Ismael López Blanco (Pamplona, 29/1/90), el fichaje que completó el quinteto de altas del Tenerife en el mercado de enero, jugó el pasado sábado sus primeros minutos como blanquiazul. Partiendo de ese estreno, repasa una variada trayectoria en la que asoman los nombres de Quique Setién, Bielsa o Valverde, y se adentra ahora en un proyecto que le entusiasma.

¿Cómo se sintió en su debut?

Las expectativas eran diferentes. Era un partido en casa, donde tenemos que hacernos fuertes, y fue una pena no ganar. Nos costó y estuvimos imprecisos a la hora de conectar pases, sobre todo en la zona de finalización. Y ellos lo hicieron bien. Me gustó el Córdoba. Me extraña que esté ahí abajo.

¿Le sorprende también la situación en la que está el Tenerife?

Hay un talento brutal. A los chicos nuevos los conocía menos, pero me había enfrentado a los demás y me parece gente muy buena, con una calidad contrastada y muy competitiva. Sí me extraña que el equipo esté ahí. Pondremos todo lo necesario para salir poco a poco.

¿Toca resignarse a eso?

Es un momento de creer, de tener ambición y de pensar en un futuro mejor; y la única manera de conseguirlo es trabajando día a día y encarando cada partido como si fuera el último de la Liga.

¿Piensa a largo plazo?

Me refiero a un futuro inmediato. Como pienses más allá del siguiente fin de semana, te penalizan. Hay que ir construyendo el partido en Cádiz y luego el siguiente, poco a poco buscando una mejor inercia para poder subir puestos.

¿Pesa que el Tenerife no haya ganado todavía fuera de casa?

Son circunstancias que se dan, pero viendo al equipo desde fuera y también participando, creo que tiene potencial para ganar en cualquier campo. Hay equipos que, históricamente, compiten mejor en casa que fuera, y eso también se nota aquí, pero haciendo las cosas bien, el Tenerife puede hacerle daño al rival que sea y, con todo el respeto, ganar en cualquier campo.

Conocía el "factor Heliodoro".

Nunca gané en este estadio. Es difícil venir a jugar. Es un viaje al que no estás acostumbrado cuando estás en la Península. Y ese es un punto fuerte que tiene este equipo. Lo del otro día (derrota con el Córdoba) tiene que ser puntual, sin obviar que fuera tenemos que hacer las cosas bien, porque podemos. Hay ambición para creer que podemos ganar donde sea.

Mencionaba sus visitas al Rodríguez López. Se perdió una por una sanción estando en el Lugo.

Y me hacía ilusión jugar porque, además, esa temporada en Segunda B (11/12) se juntaron varios históricos. Después vine con el Sporting y siempre me costó aquí. De hecho, en la Liga del ascenso a Primera, en la que encajamos solo dos derrotas, una en casa con el Betis y otra en Valladolid, tuvimos un partido dificilísimo en Tenerife que empatamos con un gol de Ndi. Siempre le tienes mucho respeto a los encuentros en el Heliodoro.

Ese Lugo tuvo a Setién como entrenador. ¿Le marcó mucho?

Fue el mejor año de mi carrera, junto con el del ascenso del Sporting (14/15). Mi etapa en Lugo fue maravillosa en todos los sentidos. Llegué de un filial (Bilbao Athletic) a un club más profesional. Me trataron como a uno más y a Quique le debo ser profesional. A partir de ahí me enganché a Primera con el Athletic. Venía de unos años en los que la gente esperaba mucho de mí y me vine un poco a bajo. Repunté gracias a Quique.

¿Entró en ese bache estando en el Bilbao Athletic?

Sí. Venía jugando en todas las categorías inferiores de la selección y la gente esperaba que debutara pronto con el primer equipo. También tuve un problema de pubis que hizo que estuviera parado tres meses y que jugase tocado toda la temporada. Perdí confianza. Necesitaba un cambio en mi carrera y se dio en Zaragoza.

¿Cómo le fue en Zaragoza?

Estuve a caballo entre el primer equipo y el filial (10/11). No tuve la suerte de debutar, pero sí estuve en varias convocatorias de Copa y Liga. Me plantearon seguir en las mismas condiciones, pero creí que era una etapa que ya había pasado. No fui allí para jugar todo el año en Tercera, pero son cosas que pasan, se aceptan y se respetan.

Sí tuvo la ocasión de jugar con el primer equipo del Athletic.

Pero me quedó una espinita clavada. Al final ves que hay muchos jugadores a los que se les permite estar más tiempo hasta que pueden mostrar algo. Para mí fue muy corto y con muy poquitas oportunidades. Empecé jugando, pero venía de una temporada con el Lugo que acabó tarde por el "playoff" y solo tuve cinco días de vacaciones. Inicié la pretemporada muy bien físicamente, pero en octubre y noviembre me sentí muy cansado. Desaparecí del equipo y no volví a disfrutar de un minuto. El siguiente verano llegó (Ernesto) Valverde. Mi posición estaba ocupada por Iker (Muniain) e Ibai Gómez y me plantearon la posibilidad de salir en busca de minutos. Siempre he sido valiente. Cuando no se ha contado conmigo o no se ha apostado por mí, no he tenido problemas en salir y buscar mi oportunidad en otro sitio.

¿Cómo fue trabajar con Bielsa?

Es especial. Es muy bueno a nivel de mentalidad y en la parte táctica, y tiene muchos conocimientos. Tiene sus cosas buenas, pero también otras malas. Exige mucho al jugador, incluso por encima de sus límites. Es una exigencia que te hace tener mucha presión encima en el día a día a la hora de entrenar. Tienes que estar muy preparado mentalmente para aguantar un largo periodo con él. Pero está bien poder decir que debuté en Primera y en Europa de su mano. Eso te da un poquito más de credibilidad por todo lo que representa él como entrenador. Fue un paso más dentro de mi carrera.

Una carrera que le permitió volver a jugar en Primera División, en este caso con el Sporting.

A día de hoy es el equipo que más me ha marcado. Al principio me costó un poco aclimatarme; supongo que como en todos los lados. Al llegar a un sitio nuevo, la gente espera ciertas cosas de uno, y si no tienes la oportunidad de demostrarlas pronto, se pueden volver en tu contra. El primero en Gijón fue un año con dudas, como para todo el equipo. El segundo fue maravilloso. Empecé sin jugar. Abelardo había cambiado mi posición en la pretemporada. Me dijo que para el extremo izquierdo ya tenía alternativas y que me iba a ser difícil jugar. Estuve quince partidos sin participar y entrenaba como lateral, porque era el único puesto que no estaba doblado. Y me llegó la oportunidad debido a una sanción y una lesión del lateral izquierdo. Empecé a jugar ahí y seguí hasta el final. El equipo ascendió y creo que fui parte importante de ese ascenso.

¿En el Tenerife se ve más de extremo que de lateral izquierdo?

Tengo la suerte de poder adaptarme a varias posiciones. Trabajo para aparecer en el once y me da igual el puesto. Puedo hacerlo con solvencia en varios sitios, dependiendo de lo que busque el entrenador. Es verdad que mis condiciones son las que son. Siempre intento ir al ataque, sobre todo desde atrás, cuando juego de lateral. Y si estoy más arriba, intento trabajar, porque quizás mi punto fuerte no es el uno contra uno; no soy un extremo de habilidad, pero puedo darle al equipo orden, táctica, trabajo... En función de lo que necesite el entrenador, puede echar mano de mí. Si no, estoy preparado para ayudar cuando pueda. He demostrado durante mi carrera que soy una persona que intenta sumar siempre, juegue o no.

Es un futbolista con carácter. Hay una foto suya, casi icónica para el sportinguismo, en la que se le ve increpando a Cristano Ronaldo.

Sí, es algo inherente a mi persona por cómo fui educado y soy desde niño. Fuera del campo soy serio, quizás introvertido, pero si me conocen mejor, doy pie a más. Al principio, en las distancias cortas, me gusta estar en mi sitio. Y al entrar al campo, saco el carácter. Soy un futbolista que lo lleva en la sangre.

¿Por qué quiso salir del Sporting teniendo contrato en vigor?

Me quedaba un año más, pero pensé que era el momento ideal para irme. Sentía que no podía devolverle a la afición todo el cariño que me estaba dando. Cuando has sido importante en un club y dejas de serlo, te cuesta un poco aceptarlo. La gente esperaba mucho de mí y cuando dejas de contar para el entrenador, tu situación es más difícil, pierdes confianza y no puedes rendir como quieres; y lo mejor era buscar nuevos retos.

¿Por qué optó por ir a Chipre?

Tenía claro que iba a seguir mi carrera fuera de España desde ese momento. Era lo que más me llamaba la atención para vivir distintas experiencias y conocer otras culturas, otros compañeros... Es bueno salir de tu zona de confort. Pero llegó la oferta del Tenerife y se me hizo imposible decir que no por el proyecto que puedo empezar a ver. Era feliz en Chipre y no tenía intenciones de salir, pero los futbolistas tenemos que estar preparados para estas cosas.

¿Qué le sedujo del proyecto?

La forma en que te lo transmiten, la manera de creer, la ambición, sentirte dentro de un grupo que puede conseguir cosas... Y no solo que lo crea, sino que esté capacitado para hacerlo. Llegué el último y, viendo a todos los jugadores que ya había en esta plantilla, pienso que se pueden hacer las cosas bien. Además, el club está dispuesto a crecer en infraestructuras y en una serie de cosas que son importantes en el fútbol actual. Con ese compromiso creo que el Tenerife puede venirse arriba en un corto plazo.

¿Hay que pedir paciencia?

La gente es consciente de que ahora mismo el equipo está abajo, pero más que convencer con palabras, tenemos que hacerlo en el campo. Si no nos da tiempo de llegar a alguna cota marcada o imaginada por la afición, no pasará nada siempre que en el trozo que quede de Liga demostremos cosas y enganchemos a la gente. Luego, si los equipos que están arriba ganan lo mismo o un poco menos, no nos dará tiempo a nada, pero la gente estará satisfecha. El objetivo es que el equipo acabe bien y cree ilusión. Luego, el tiempo dirá dónde nos deja la clasificación. Ahora hay que ir a Cádiz y hacer un buen partido para que el Tenerife demuestre el club que es y que la gente se sienta orgullosa.

Quedará una semilla plantada.

Nos tenemos que quedar con el compromiso del club de que quiere crecer y hacer las cosas bien. Y nosotros, demostrar que podemos llegar a cotas más altas.

Nano, de nuevo de corto

Nano Mesa protagonizó una de las imágenes de la práctica que realizó ayer el Tenerife en El Mundialito. Después de ser operado de una hernia umbilical el 31 de enero, volvió a pisar el césped vistiendo el uniforme de entrenamiento. Eso sí, todavía no puede ejercitarse con sus compañeros y será baja este sábado en la visita al Cádiz, al igual que Paco Montañés (rotura muscular) y Aitor Sanz (tendinitis de Aquiles).

Alberto espera jugar

No se entrenó el domingo ni el martes por el traumatismo en el hombro izquierdo que sufrió en el partido del sábado ante el Córdoba, pero ayer sí pudo completar la sesión. Alberto Jiménez aclaró luego, en rueda de prensa, que se ejercitó con dolor y que intentará estar pasado mañana en el estadio Ramón de Carranza. "En el partido del sábado caí sobre el hombro y hay que esperar para ver qué tengo. Estoy entrenando y hay que aguantar y seguir", comentó el futbolista del Tenerife.