Poco que perder y mucho que ganar. Por segundo año consecutivo el Iberostar Tenerife disputará una plaza en la final de la Copa del Rey; y lo hará frente al Barça Lassa (18:00 horas). Si el año pasado se enfrentó al rey de Copas -Real Madrid, con 27 cetros en su haber- que defendía título, este año se verá las caras con el vigente campeón que quiere alcanzar su vigésimo quinto título en casa de su eterno rival.

Parecía, a priori, que haber ganado al cuadro cajista el pasado 6 de enero en Liga Endesa iba a ser un hándicap; no obstante, la capacidad camaleónica del conjunto dirigido por Txus Vidorreta hizo que el Unicaja se topara con un equipo que jugaba en conjunto, pero a otra cosa -al ataque y en búsqueda de los espacios-. Similar es el escenario que se presenta esta tarde con el plantel de Svetislav Pesic. Los culés sucumbieron hace catorce días en el Santiago Martín ante una poderosa defensa que amilanó el potente ataque el Barça, que acabó con 57 puntos -su anotación más baja en lo que va de curso-.

El decorado cambia. Y es que de la mentada victoria del Iberostar ante su rival de hoy, hay significativas diferencias: la primera, es que se trata de un choque a cara o cruz y que, como bien dijo Vidorreta ayer, tiene connotaciones de "final"; la segunda, es que los azulgranas están alerta y no se confían pese a la teórica -y presupuestaria- superioridad; y por último, y no menos importante, es que Thomas Heurtel estará y viene de dirigir con autarquía ante el Valencia -anotó 17 puntos-.

Convivir con el sufrimiento. A diferencia de la mayoría de encuentros, el Barça Lassa supo sufrir ante el Valencia en un encuentro en el que marchó por detrás y no fue hasta los últimos tres minutos cuando logró desquitarse de su rival. Aunque suene incongruente, los azulgranas controlaron el partido desde la desventaja. Ante ello, los laguneros tendrán que imponer su ley y arrinconar contra las cuerdas a los de la Ciudad Condal. Tal y como hizo ante Unicaja, debe minar a los referentes oponentes y acabar consiguiendo que les entren las prisas del favorito.

Será un partido de defensas. Vidorreta y Pesic son dos técnicos amantes de esta faceta, por lo que parece que el que consiga desactivar el ataque oponente se llevará el encuentro. En esta vertiente, Txus utilizó a todos sus jugadores en cuartos de final, Pesic optó por dejar sin jugar a un Kyle Kuric en el que ha ido perdiendo confianza y darle poco más de cuatro minutos a Kevin Seraphin; la maestría de Tomic y la polivalencia de Singleton lo eclipsaron.

Otro aspecto a tener en cuenta es el dominio del rebote. Igual que hizo ante Unicaja, el cuadro insular debe dar las mínimas opciones debajo de canasta. A la incombustible aportación reboteadora de Colton Iverson tiene que sumarse la de Javi Beirán y Tim Abromaitis. De igual modo, y según apuntó Vidorreta, es importante que la segunda unidad -en la pintura- mantenga el nivel y que no se convierta la ausencia del "inicial" en momentosde flaqueza.

Especial cuidado habrá que tener con las concesiones en toda la pista. La dirección y reparto del juego canarista tiene que rendir con máxima precisión y dejar atrás las pérdidas -el Iberostar es el segundo equipo que más balones cede con un promedio de 11,45-y más enfrentándose al segundo equipo que más recupera de la competición doméstica -Hanga es el máximo exponente en Liga Endesa con una media de 1,73 robos por encuentro-.

El Iberostar, con cuatro triunfos en las últimas cinco coincidencias con el Barça, se atreve a hacer historia en la Capital.