EN LOS ÚLTIMOS tiempos parece que se empieza, si bien muy tímidamente, a desarrollar un activo que debe ser imprescindible en la consolidación de la economía de Canarias como es la potenciación del "hecho en Canarias". Esta situación, de consolidarse en el tiempo, constituirá un punto básico de partida a fin de adaptar la identidad y realidad canaria a los ritmos que va a marcar la nueva economía.

Ahora bien, el mantenimiento de este activo, en adelante producto de Canarias, a lo largo del tiempo y, sobre todo, la consolidación de su implantación, requerirá mucho esfuerzo, imaginación y apoyo común de todos los sectores, no sólo productivos sino también comercializadores y de servicios de Canarias, así como fundamentalmente de las propias Instituciones públicas canarias.

Debe ser una labor de día a día. Así, por ejemplo, hemos de ser conscientes de que cada gestión que un empresario canario realiza en el exterior es ya de por sí una campaña de promoción canaria, porque está representando, y por lo tanto vendiendo, la imagen de Canarias y sus productos, de ahí que sea necesario dotar a este empresario de las mejores armas y preparación, a fin de que pueda realizar esta labor en las mejores condiciones posibles y llevar a cabo una representación no sólo de su empresa, sino también de Canarias, lo más ajustado a la realidad posible y al fin que se precisa, que no debe ser otro que posicionar los productos canarios donde, por su calidad, garantía y servicio, se merecen.

Por lo tanto, hemos de ser conscientes de que, si no aprovechamos las sinergias que podamos generar internamente en Canarias, nadie lo hará por nosotros. Y aquí debemos ser conscientes de lo que representa Canarias en su conjunto, sin entrar en tribales y banales discusiones sobre los orígenes de cada uno de los actores de la promoción y mucho menos de su representatividad sectorial y/o productiva. Se ha de asumir por los sectores empresariales, sociales y políticos la defensa común de un conjunto de medidas que favorecen a la gran mayoría de la sociedad canaria en su conjunto, por encima de intereses personales, sectoriales y/o partidistas, ya que, de no ser así, el tiempo les reconocerá el incumplimiento de las funciones para las que fueron designados.

Tenemos que reconocer que competimos en un mercado global, donde no sólo compiten productos y/o servicios, sino también ciudades, regiones y, por lo tanto, países. El concepto de "producto de Canarias" debería proporcionar ventajas significativas y, sobre todo, duraderas y estables a las marcas de los productos fabricados en las Islas, sirviendo al mismo tiempo de embajadora principal y marco donde reconocer y expresar las cualidades y singularidades de cada una de ellas en un contexto específico y particular que las debe hacer únicas.

Todo el proceso anterior debe ir inexorablemente unido al hecho de la concienciación del consumo de la marca "producto de Canarias" en la propia región. Esta situación debe empezar por las autoridades y organismos públicos canarios, para que incrementen y, en algunos casos desgraciadamente, empiecen a utilizar los productos canarios y, de esta forma, contribuir al desarrollo económico de su región. Pero el proceso debe continuar por la población en general, que sea ella la que demande a las empresas y servicios establecidos en las Islas Canarias el incremento del catálogo de productos de Canarias disponibles para el consumo. Y, por último, el sector distribuidor debe ser consciente de la necesidad de darle una atención prioritaria a los productos de Canarias, que contribuirán a su propio desarrollo ya que la distribución de productos canarios puede ser un valor importante de diferenciación frente a sus competidores continentales. En definitiva, todos los sectores económicos deben ser conscientes de que lo fabricado en Canarias es tan bueno o mejor que lo de fuera y, además, genera un alto valor añadido en las Islas, del que nos beneficiaremos todos los canarios.

Este proceso no serviría de nada si los propios canarios no tomamos conciencia de lo que significa el consumo del producto hecho en Canarias. Debemos internamente ser conscientes de lo que se pretende conseguir con la potenciación de la marca "producto de Canarias" y lo que de ella podemos esperar, y también lo que estamos dispuestos a aportar y trabajar para conseguirlo. No vale sólo construir la marca "producto de Canarias" y venderla. Se debe acompañar de planes de identidad reales y acciones concretas que sean consecuentes con la auténtica realidad social y económica de Canarias y que provoquen una imagen permanente del concepto marca Canarias y, por lo tanto, de la sociedad y economía de las Islas.

Producto, servicio, diseño, calidad, confianza, garantía, seguridad y hasta un color? deben ser las señas de identidad que definan al "producto de Canarias" como marca, creando una personalidad propia y diferenciada, para que sea capaz de generar aceptación, motivación, anhelo, deseo y, en definitiva, ansia de conocimiento y posesión del mismo.

Hemos de tener en cuenta que en la actual sociedad y economía mundiales las comunicaciones, los transportes, productos, servicios... son ya globales, de ahí la importancia y necesidad de conseguir una marca perfectamente diferenciada y que sea reconocida de manera global y no por unos pocos productos y/o servicios.

En definitiva, sólo la concienciación de lo que podemos ser capaces de fabricar y producir en Canarias, de su valor y vigencia, de su aceptación y calidad, de la generación de economías de arrastre que genera, de su estrecha adaptación al entorno, nos permitirá ser conscientes de las posibilidades del sector productor de bienes de Canarias y de nuestras ilimitadas fuentes para lograr que ese activo sea fijo y estable, para que aporte una riqueza permanente a la economía canaria y, por lo tanto, potencie y cree garantías de futuro para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.

Y no olvidemos que detrás de un producto de Canarias siempre habrá un amigo.

* Secretario General de ASINCA