La bolsa española bajó esta semana el 2,61 por ciento perjudicada por la devaluación del bolívar, los resultados de JP Morgan y diversas noticias que evidencian un detenimiento de la actividad económica.

Además del impacto de la reducción a la mitad del valor del bolívar y su traslado a la cotización de algunos valores, como Telefónica y BBVA, la entrada en barrena de la bolsa española coincidió con la presentación de las primeras cuentas empresariales.

Otro factor de esta conjunción fue la publicación de estadísticas sobre la evolución de la actividad económica a finales del año pasado.

La medida adoptada por el presidente venezolano, Hugo Chávez, el pasado fin de semana de rebajar a la mitad el valor del bolívar pasó factura al comienzo de este período.

Luego serían las pérdidas anunciadas por Alcoa, 1.150 millones de dólares, las que limarían el atractivo que quería mostrar la bolsa en el arranque de año. Quedaba en entredicho la capacidad de los resultados para impulsar a la bolsa.

A este respecto, y aunque las cuentas de Intel alegraron a los inversores, las presentadas por JP Morgan el viernes, con un aumento de las provisiones y con ingresos menores de lo esperado, a pesar de ganar 11.700 millones de dólares, trajeron la mayor caída de las últimas cuatro semanas y situaron a la bolsa con pérdidas en el acumulado anual, el 0,8 por ciento.

Aunque la bolsa intentó en estos días retener el nivel de 12.000 puntos y se dedicó a cortejarlo, convergieron otras noticias que contrariaron al sector financiero, como el impuesto que pretenden aplicar en Estados Unidos a determinados bancos para recuperar las ayudas estatales o la decisión de China de incrementar las reservas obligatorias del sector financiero.

Mientras, las estadísticas de inflación indicaban contención en los precios al cierre del año pasado en Europa y los Estados Unidos, pese a la subida sobre las cifras de la mitad del ejercicio pasado, los datos económicos hacían dudar.

Entre los ambiguos figuraron el PIB alemán de 2009, que cayó el 5 por ciento, más de lo esperado; el descenso del 0,3 por ciento de las ventas minoristas estadounidenses en diciembre, o el aumento de las peticiones semanales de subsidios de desempleo en este país de 433.000 a 444.000.

Por contra, crecían la producción industrial en la zona euro y en los Estados Unidos, y el Banco Central Europeo (BCE) decidía mantener los tipos de interés en el 1 por ciento para sostener la actividad económica.

Comparecieron en este ciclo algunos ingredientes perversos, como las oscilaciones en la cotización de algunas divisas -el euro osciló entre 1,43 y 1,46 dólares-, por motivos especulativos o de equilibrio comercial, o la caída del precio de algunas materias primas, como el petróleo -el Brent perdió el 5% de su valor, hasta 77 dólares por barril-.

En cuanto a la evolución semanal de las empresas del principal indicador del mercado nacional, el Ibex-35, bajaron 27 y subieron ocho.

La mayor caída correspondió a FCC, el 5,49 por ciento, tras pagar dividendo, en tanto que OHL perdió el 5,47 por ciento; ArcelorMittal, el 4,37 por ciento, y Banco Popular, el 4,31 por ciento.

Inditex presidió los avances del Ibex con un alza del 3,62 por ciento, seguida de Grifols, que subió el 3,36 por ciento, y de Técnicas Reunidas, con una revalorización del 1,2 por ciento después de pagar dividendo.

En cuanto a los grandes valores, Banco Santander cayó el 3,85 por ciento; Telefónica, el 3,58 por ciento; BBVA, el 2,59 por ciento; Repsol, el 2,18 por ciento, después de que Sacyr, su principal accionista no estuviera en el consejo convocado para ratificar a su presidente, Antonio Brufau, e Iberdrola, el 1,48 por ciento.

La próxima semana, en la que los inversores seguirán pendientes de los resultados empresariales y en la que la bolsa partirá de 11.845 euros, se conocerán datos del sector constructor estadounidense, la confianza de los inversores en Alemania, o estadísticas de actividad adelantados de enero en Europa.