España es el destino turístico más afectado por la crisis, al que corresponde un 11,5 por ciento de la caída global que se produjo en el volumen de turistas internacionales en el mundo durante 2009, que fue del 5 por ciento.

España finalizó el pasado ejercicio con más de 52 millones de turistas extranjeros, unos 5,3 millones menos que en 2008, mientras que la industria mundial registró 878 millones de viajeros, 46,2 millones menos, cifras que también suponen sus peores resultados en decenios.

De esta forma, el sector turístico mundial volvió a situarse por debajo de la barrera de los 900 millones superada en 2007, que tampoco podrá alcanzar en 2010, ya que las previsiones de la Organización Mundial del Turismo (OMT) para el presente ejercicio apuntan a una evolución positiva inferior al 2%.

El secretario general de la organización, Taleb Rifai, indicó en declaraciones que el 2010 también será un año algo mejor para España que el pasado ejercicio, así como para Europa, que junto con Norteamérica, ha sufrido más las consecuencias de la crisis mundial.

Además de estar ubicada en el Mediterráneo, una de las regiones más afectadas por la recesión en Europa, Rifai vinculó los datos negativos de España a su excesiva y poco diversificada oferta, fruto de décadas de un desarrollo desenfrenado y sin demasiada planificación de sus infraestructuras turísticas.

No obstante, agregó que todos los países han sufrido la crisis, aunque con diferentes magnitudes, y dio el ejemplo de Egipto y Turquía, destinos emergentes del Mediterráneo, que, al depender prácticamente de un mercado emisor, el ruso, se han visto afectados en 2009 por su contracción.

Por su parte, España, Italia y Grecia, aunque no dependen de ningún mercado emisor concreto, se nutren de turistas procedentes de Europa, donde ha habido una fuerte caída de la demanda por el deterioro de las economías de los países de la UE.

Por el contrario, Marruecos y Túnez han sufrido menos, al competir por precio y, además, ofrecen productos cada vez de mayor calidad y sofisticación.

Por tanto, la recuperación del turismo dependerá de la lección que saque cada país de esta crisis y su inteligencia a la hora de adaptarse a los cambios que se han producido en la industria, impulsados por las nuevas tecnologías.

A pesar de que será imposible superar en 2010 la barrera de 1.000 millones de turistas que preveía la OMT, este bache inesperado, provocado por la recesión, no impedirá que se alcancen los 1.600 millones de desplazamientos en 2020 que pronosticaba a largo plazo, con un incremento medio anual del 4,1%.

A su juicio, el sector retornará a las tasas positivas, tal y como lo ha hecho después del descenso del 0,6% registrado en 2001, debido a los atentados del 11-S, y del 1,2%, en 2003, como consecuencia de la guerra de Irak y la epidemia de SARS.

El ritmo de caída del sector se ha ralentizado a partir del verano pasado, aunque hay tres factores que podrían frenar la recuperación del turismo, de los cuales el que más preocupa a Rifai es la actual tasa de desempleo, que será difícil que se contenga en 2010.

A este elemento "crucial" se suma el déficit fiscal de muchos países que lleva a sus gobiernos a imponer tasas "innecesarias" al sector, y los retos económicos que tienen en estos momentos algunos países líderes, como por ejemplo España.