Racionalizar el consumo eléctrico es no sólo recomendable desde el punto de vista económico, sino que además es uno de los pilares básicos del Plan Energético de Canarias.

Desde el punto de vista eléctrico, un hogar medio consume de 4 a 5.000 kilovatios/hora al año.

¿Qué aparatos consumen más en nuestro hogar? Como orientación, se puede tomar como base la siguiente tabla, ordenada de mayor consumo a menor:

Además, conviene saber que los electrodomésticos que realizan alguna acción mecánica como batir, trocear, cortar, etcétera, excepto la aspiradora, tienen potencias bajas. Sin embargo, los que producen calor como la plancha, la tostadora o el secador, tienen mayores potencias y dan lugar a consumos importantes.

La potencia se mide en vatios y éstos vienen indicados en el propio electrodoméstico; a mayor potencia, mayor consumo. Así, un robot de cocina, por ejemplo, suele tener cerca de 2.000 vatios, frente a una batidora, que tiene alrededor de 200 vatios.

Para reducir el gasto energético en el hogar, es conveniente actuar en cuatro frentes complementarios:

a) Encontrar nuevas maneras de reducir la energía desperdiciada por los aparatos que no se utilizan.

b) Eliminar los que no son imprescindibles.

c) Sustituir gradualmente los aparatos electrónicos que más se usan por otros que sean más eficientes energéticamente.

d) Seleccionar modelos que hayan sido fabricados con materiales reciclados o más sostenibles y que contengan menos sustancias químicas contaminantes.

La adquisición de un equipo eficiente es sencillo gracias al etiquetado energético. Su ámbito es europeo y constituye una herramienta informativa al servicio de los compradores de aparatos consumidores de electricidad. Para conocer su eficiencia energética.

Como ya hace unas semanas abordamos en esta Sección las pautas para ahorrar en iluminación, seguimos repasando aquellos otros usos que más consumo suponen para el hogar.

Ahorrar con el frigorífico

Todas las viviendas disponen de este electrodoméstico y es uno de los que más consume en el hogar. Al tener un uso permanente, tiene un consumo sustancial aunque su potencia no sea muy significativa, entre 200 W y 400 W. Es muy importante, para su buen funcionamiento, su ubicación, para permitir circulación de aire por su parte posterior y que esté alejado de focos de calor.

Para los frigoríficos y congeladores se han dispuesto dos nuevas clases de eficiencia a la clase A: clase A+ -todos aquellos con un consumo inferior al 42% del consumo medio de uno equivalente- y clase A++ -los que consuman por debajo del 30%-.

Los frigoríficos emplean un sistema de transformación calórica en el que agentes enfriantes gaseosos o refrigerantes pasan de un estado gaseoso a un estado líquido refrescando el aire continuo en el proceso. Los refrigerantes están confinados en el interior aislado de los compartimentos y el congelador.

Es importante, para controlar su consumo, seguir estos sencillos consejos:

Mantener limpios los tubos posteriores pasando el aspirador por detrás y por debajo de la nevera.

No colocar encima ningún objeto proclive a almacenar calor ni colocar este aparato cerca de ninguna fuente de calor (luz del sol, horno, lavavajillas, etcétera). Cuanto más cálido sea el entorno, más energía consumirá para refrigerar su contenido.

Si es de descongelado manual, descongelarlo regularmente.

Comprobar que las puertas cierran herméticamente: cerrando la puerta con una hoja de papel aprisionada debería ser imposible arrancarla sin desgarrarla.

Graduar la temperatura de la nevera entre 3 y 5º C y la del congelador, entre -15 y -17º C.

Abrir la puerta el menor tiempo posible, y después, asegurarse de que queda bien cerrada.

Si está medio vacía, poner dentro algunos recipientes que contengan agua, así se ahorrará energía, pues el aire no retiene el frío.

Descongelar la comida dentro de la nevera también permite ahorrar energía, porque de este modo se aprovecha el frío que desprende.

Ahorrar con la televisión

Hoy casi todos los hogares cuentan con un aparato de televisión como mínimo, con un funcionamiento medio diario bastante alto.

Hasta hace poco los televisores eran de tubos de rayos catódicos (CRT). Estos modelos tienen un consumo medio de 146 vatios, aunque la cantidad de energía consumida depende del tamaño de la pantalla; cuanto mayor es, más electricidad gasta.

Alternativas al anterior son las pantallas de cristal líquido (LCD); éstos funcionan utilizando un foco trasero que, o bien ilumina una pantalla (LCD) con tres filtros de color o se refleja mediante diminutos espejos y una rueda cromática. Su consumo es de 193 vatios.

Las pantallas de plasma proyectan las imágenes al evitar gas ionizado para colorear millones de píxeles. Consumen 328 vatios.

Es aconsejable que, siempre que no se esté usando, se apague mediante el interruptor y no con el mando a distancia. Hay modelos que consumen más electricidad en 20 horas en modo "Off"'' que en 4 horas de funcionamiento.