La nube de ceniza originada por la erupción de un volcán en Islandia ha obligado a varios países europeos a cerrar su espacio aéreo y a cancelar numerosos vuelos en todo el continente, dejando a miles de pasajeros en tierra.

Una cuarta parte de todo el tráfico aéreo ha sido suspendido por el momento, según datos de la Agencia Europea para la Seguridad en la Navegación Aérea (Eurocontrol).

Noruega, Reino Unido, Irlanda y Dinamarca han cerrado su espacio aéreo salvo para casos de emergencia, mientras que las autoridades suecas lo harán a las 20 GMT.

Francia anunció que habrá cerrado 24 de sus aeropuertos a lo largo del día, entre ellos los tres de París, Roissy-Charles de Gaulle, Orly y Le Bourget, informó la Dirección General de la Aviación Civil (DGAC).

Varios aeropuertos del norte de Francia estaban cerrados desde las 15 GMT, como Calais, Merville, le Touquet, Dieppe, Cherbourg, Amines, Lille y Valencineenes, y a las 21 GMT dejarán de operar los tres de la capital y los de Brest, Lannion, Deauville, Morlaix, Quimper, Rennes, Caen, Estrasburgo, Vatry, Reims, Metz, Beauvais, Pontoise, y Tossus-le-Noble.

Las restricciones parciales afectaron también a Bélgica y Finlandia, así como a otros aeropuertos europeos de forma indirecta.

La ceniza volcánica contiene partículas que pueden afectar el funcionamiento de las turbinas de los motores de los aviones y absorbe fácilmente el agua, lo que puede causar cortocircuitos y estropear componentes electrónicos.

Los expertos señalan también que puede disminuir las prestaciones de las aeronaves al depositarse sobre las alas, además de afectar a la visibilidad.

Ni Eurocontrol ni las autoridades de los distintos países afectados se atrevieron a dar un plazo concreto sobre el fin de las restricciones, aunque la ministra de Transportes noruega, Magnhild Meltveit Kleppa, afirmó que el espacio aéreo de este país permanecerá también cerrado en la práctica durante todo el viernes.

Las restricciones afectaron a miles de pasajeros en toda Europa y al aeropuerto con mayor tráfico del continente, el de Heathrow (Londres), con 1.300 vuelos diarios.

Entre los afectados figuran personalidades como el primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, el príncipe Haakon de Noruega y el ministro de Exteriores sueco, Carl Bildt, así como miembros de la realeza europea que tenían previsto volar a Copenhague para acudir a los actos del septuagésimo cumpleaños de la reina Margarita II.

Mientras buena parte del norte de Europa se vio afectada por el caos en el tráfico aéreo, en Islandia, origen de la erupción, las restricciones en ese apartado fueron limitadas y el aeropuerto internacional de Keflavik continúa abierto.

Keflavik se encuentra al oeste del glaciar Eyjafjälla y uno de cuyos cráteres estalló el miércoles en erupción, mientras que las cenizas se esparcen en dirección este y sureste.

La situación en Islandia, una isla volcánica donde se producen erupciones cada tres años de media, es de relativa calma.

Gran parte de las 800 personas residentes en la zona próxima al volcán y evacuadas ayer ya regresaron a sus casas, aunque las autoridades siguen de cerca la evolución del volcán y no descartan nuevas evacuaciones.

La Dirección de Salud invitó hoy a los islandeses a permanecer en sus casas y no salir salvo por motivos de necesidad, en cuyo caso recomendó el uso de mascarillas para protegerse de los gases tóxicos que puedan ser enviados a la atmósfera a través de la ceniza.

El aviso fue dirigido a toda la población y no sólo a la que reside en zonas próxima al volcán, ante la imposibilidad de predecir con certeza cambios en la dirección del viento, y las mascarillas serán distribuidas gratis en los centros de salud.

La corriente de lava, mezclada con hielo derretido del glaciar, ha provocado un aumento del nivel de agua de uno a dos metros en un río cercano a Eyjafjälla, lo que obligó a los equipos de rescate a abrir zanjas en los caminos para evitar daños a varios puentes.

Los expertos calculan que esta erupción es diez veces superior a la del vecino volcán Fimmvorduhals, producida a finales de marzo y que se apagó la semana pasada.

El mayor temor es que estas erupciones sean un adelanto del estallido del volcán Katla, de mayor potencia, como ha ocurrido en ocasiones anteriores.