El nerviosismo de los mercados volvió a ponerse hoy de manifiesto con caídas generalizadas de las bolsas europeas que los analistas atribuyen al temor de los inversores a que las medidas adoptadas en la Unión Europea (UE) para reducir el déficit público frustren la recuperación económica.

Los principales parqués del Viejo Continente cerraron hoy con descensos superiores al 3 por ciento, que llegaron al 6,64 por ciento en la bolsa española, el mayor desde octubre de 2008.

Milán perdió el 5,26 por ciento, la mayor caída del año, mientras que Londres (-3,14 por ciento), Fráncfort (-3,12 por ciento) y París (-4,59 por ciento) registraron el segundo descenso más acusado del ejercicio. Lisboa perdió el 4,27 por ciento, mientras que Zúrich retrocedió el 2,23 por ciento.

Los mercados bursátiles mostraron un día más la volatilidad en la que se han instalado, circunstancia que no ha sido capaz de cambiar ni el ambicioso plan de apoyo al euro que los países de la Unión Europea (UE) acordaron el pasado fin de semana.

Algunos analistas incidían hoy en que los recortes del gasto público y las subidas de impuestos proyectadas en los países europeos para reducir el déficit pueden lastrar la actividad económica y poner en riesgo la recuperación.

Al margen de estos temores y del apoyo que los especuladores prestan siempre a cualquier posibilidad de espiral bajista, el nerviosismo de los mercados sigue siendo palpable, lo que lleva a los analistas a señalar las más variadas circunstancias para explicar la profundidad del desplome bursátil.

La confianza no ha vuelto a los inversores, que escrutan cada declaración pública de dirigentes políticos y económicos en busca de señales.

La canciller alemana, Angela Merkel, fue una de las que más atención acaparó. El anuncio de que prepara drásticas medidas de ahorro apuntaló el miedo a que el recorte de la inversión pública pase factura al crecimiento.

Merkel apoyó la creación de una tasa bancaria con la que se crearía un fondo para responder a eventuales crisis, una posibilidad que apadrina el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que no gusta a los mercados.

En este sentido, un informe de Credit Suisse publicado hoy señalaba que la regulación conocida como Basilea III costará a los bancos europeos unos 244.000 millones de euros en 2012.

También generó preocupación una entrevista concedida por el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, a un diario alemán en la que explicaba que la compra de deuda pública no durará siempre.

Los analistas apuntan además a una información del diario El País según la cual el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, contó el miércoles a los dirigentes regionales socialistas que el presidente francés, Nicolás Sarkozy, había llegado a amenazar con sacar a Francia del euro en la reciente cumbre de Bruselas.

Una fuente cercana al Gobierno francés consultada negó este extremo.

No obstante, la incertidumbre sobre el futuro de la moneda única europea volvió a apoderarse hoy del mercado de divisas de Fráncfort, lo que llevó al euro a su nivel más bajo respecto al dólar desde 2006.

Según reconoció el analista de HSBC Rainer Sartoris, "cualquier noticia se interpreta en estos momentos en detrimento del euro".

En un ámbito más interno, algunos analistas citaban como fuente de preocupación el hecho de que el Gobierno español haya retrasado hasta el próximo jueves la aprobación de las medidas contra el déficit anunciadas el miércoles.

De hecho, el coste de la deuda española aumentó hoy (del 3,927 al 3,950 por ciento) y el diferencial respecto al bono alemán, que sirve de referencia, se amplió de 99 a 110 puntos básicos.

Siguieron el mismo camino el bono griego y el portugués, cuyos diferenciales crecieron de 444 a 516 puntos, en el primer caso, y de 166 a 171, en el segundo.