La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) renovó hoy sus críticas a las autoridades europeas, especialmente a las responsables de la navegación aérea, por los repetidos cierres de espacios aéreos como medida de precaución frente a la nube de ceniza volcánica.

"Este problema no va a desaparecer pronto. El sistema de cierre de espacios aéreos en Europa no está funcionando", opinó la entidad, en reacción a la cancelación de unos 1.000 vuelos este lunes por la continua erupción del volcán islandés Eyjafjalla.

Por ello, la IATA reclamó a las autoridades y entidades involucradas que "desarrollen procedimientos más precisos para identificar el espacio aéreo contaminado por la ceniza y permitir más vuelos".

El director del organismo que representa a más de dos centenares de compañías aéreas, Giovanni Bisignani, dijo que están ocurriendo "cierres innecesarios del espacio aéreo".

Aseguró que no pretende que se deje de lado la seguridad, sino que se tomen decisiones basadas en hechos y "no en modelos teóricos sin corroborar".

Mencionó que Francia y el Reino Unido están avanzado en una dirección que debería inspirar a otros países europeos.

Bisignani recordó que el primer país ha logrado mantener abierto su espacio aéreo complementando la información del Centro de Control de Cenizas Volcánicas con pericia operativa (propia) para precisar de manera más exacta las zonas seguras de vuelo".

En el segundo caso, sostuvo que la autoridad británica de aviación civil anunció que trabaja con las aerolíneas y fabricantes de aviones para llegar a una definición más exacta de los niveles de tolerancia (a la ceniza volcánica).

Asimismo, puso el ejemplo de Estados Unidos, un país con experiencia de actividad volcánica y donde -según dijo- las autoridades identifican aéreas restringidas a los vuelos por tener altas concentraciones de ceniza.

Para el resto de zonas de EEUU se deja bajo responsabilidad de la aerolínea la decisión de volar en función de los datos disponibles.

La IATA sostuvo que unos 200.000 vuelos se han realizado en espacio aéreo europeo en el que se identificó la potencial presencia de ceniza, pero ningún avión informó sobre niveles "significativos" de esta materia, lo que se confirmó posteriormente a través de las inspecciones de los aeronaves y sus motores.

Bisignani incluso dijo que si la aviación civil europea no cuenta con los medios para realizar las pruebas de concentración de ceniza en aviones, debería buscar la colaboración de otros países o de entidades militares para hacerse con esos procedimientos.