UNO de los objetivos básicos que se plantea toda empresa desde el mismo momento de su creación es el de obtener el máximo beneficio al mínimo coste, aunque en momentos de crisis como el actual la gran mayoría únicamente intenta sobrevivir en el mercado. En esta tarea, donde existe un entorno tan globalizado y competitivo, en el que un céntimo vale su peso en oro, los empresarios buscan distintas estrategias para cumplir sus objetivos. Una herramienta muy utilizada en la última década es el "outsourcing" o externalización.

Su significado, en una traducción literal, sería "fuera de la fuente", y se puede definir, de una manera general, como trasladar o delegar la totalidad o parte de una función o actividad desarrollada por una sociedad a un tercero mediante un contrato. En otras palabras, una organización, tanto pública como privada, contrata a un tercero para que realice un trabajo para el que está especializado, con el objetivo de reducir coste y/o evitar a la empresa la adquisición de unos activos que se harían necesarios para la correcta ejecución de dicha actividad. Logramos así maximizar los recursos internos, reducir riesgos, aumentar la flexibilidad y crear barreras de entrada frente a los competidores. Esta transferencia incluye no solo la actividad física en sí, sino también la autoridad y responsabilidad de la misma.

Normalmente se externalizan procesos complementarios que no formen parte de la actividad principal de la firma; tareas no básicas y no estratégicas para el negocio (lo que se ha venido a llamar core business). Con ello se intenta agilizar y economizar los diversos procesos productivos, con el fin de cumplir todos los objetivos marcados, incrementando la actividad y la productividad de la sociedad, y siempre, sin disminuir el nivel de calidad de sus productos. En definitiva, el "outsourcing" debe verse como un estrategia que va a hacer más competitivas a las empresas que lo implantan.

En nuestro país, el "outsourcing" crece a una velocidad mayor que en los países de nuestro entorno, ya que es percibido como un valor estratégico para la empresa y no sólo un mero instrumento de reducción de costes. Además, en estos tiempos de dificultades económicas, las empresas deben buscar oportunidades, mirar puertas adentro y aprovechar esta situación para realizar una evaluación de sus equipos, sus técnicas y sus procesos, y decidir sobre la conveniencia o no de implementar un modelo de externalización. Como ejemplo, y en el marco del sector público, podemos ver distintas declaraciones de miembros de Gobierno de Canarias que consideran oportuno reformar la función pública con esta clase de técnicas, pues este sector precisa de un "adelgazamiento".

Muchas veces confundimos e identificamos como sinónimos los términos de "outsourcing" con subcontratación. Son dos conceptos distintos y la diferencia más elemental es que las compañías subcontratistas son iguales que las que contratan, pero más pequeñas y menos dotadas de medios que éstas. En cambio, las compañías de externalización son enormes, disponen de más medios que sus clientes en esas áreas concretas y de técnicas más sofisticadas.

Esta técnica presenta una serie de ventajas que podemos detallar en los siguientes puntos: 1.- permite estructurar y reducir los costes en función de las necesidades reales de la entidad; 2.- se mejoran las economías de escala; 3.- permite a la empresa centrarse en aquello en lo que es más competitiva (especialización); 4.- así, se obtienen mejores resultados y una mayor rentabilidad; 5.- permite reestructurar adecuadamente los recursos con que cuenta la empresa; 6.- elimina o minimiza los riesgos de obsolescencia tecnológica; 7.- se produce una reducción de las áreas de trabajo; 8.- aumenta la agilidad y la flexibilidad en la toma de decisiones; 9.- asegura la calidad en los trabajos externalizados.

Pero no todo es tan bonito. Esta práctica también tiene sus peros que se deben considerar antes de tomar una decisión, y en este sentido destacamos: a) Una excesiva externalización de los actos lleva implícito el riesgo de que la organización se convierta en lo que se denomina una "empresa hueca", una firma sin una definición clara de su negocio. b) Sensación de pérdida de control de su actividad. c) Dependencia de terceros. d) Pérdida de contacto con las nuevas tecnologías. e) Al haber proporcionado información relevante de la empresa, se pueden presentar problemas de confidencialidad. f) El coste ahorrado por esta técnica, puede que no sea el esperado.

Las actividades a externalizar suelen ser, como ya comentamos, aquellas de carácter periférico o suplementario a las competencias principales de la empresa. Entre las distintas áreas podemos destacar las siguientes: 1.- servicios básicos: comedores de empresa, limpieza de oficinas; 2.- publicidad y relaciones públicas; 3.- servicios de informática y relacionadas con el comercio electrónico; 4.- telecomunicaciones; 5.- actividades de logística y transporte; 6.- recursos humanos; 7.- contabilidad; 8.- seguridad; 9.- otras actividades como compras, producción, servicios financieros…

Actualmente la mitad de los empleos que se generan en nuestro país proceden de actividades de externalización, y según DBK, empresa dedicada al análisis de sectores económicos, el valor del mercado sólo del "outsourcing" informático alcanzó los 4.418 millones de euros en 2009, un 3,2% más que en 2008, año en el que las ventas habían crecido un 8,8%. Estos incrementos contrastan con las tasas anuales de alrededor del 15% registradas en el período 2002-2007. En el sector de las TI, España genera más de 12.000 empleos cualificados y destaca por la calidad de sus productos y la competitividad de sus costes.

En los informes presentados por la Asociación Española de Consultoría los servicios de "outsourcing" aportan cerca del 80% del crecimiento de este sector, alcanzando más del 40% de la facturación. Aunque este mercado presentó una pequeña contracción el pasado año del 2%.

Si observamos los datos presentados por la Zona Especial Canaria, nuestra Comunidad es un destino muy atractivo para el desarrollo de las telecomunicaciones, reduciendo tiempo y distancia a casi un valor cero. En general, los mercados sectoriales en los que se centran y participan las empresas instaladas en la ZEC desde al año 2005, y que están directamente relacionadas con las actividades de externalización, son: la intermediación comercial, las TIC y los servicios externos a empresas.