La Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA) considera que Aena intenta cambiar las reglas del juego sin reconocerlo públicamente e insiste en que la jornada laboral, que establece un máximo de 1.670 horas al año, no se reparte de forma equitativa entre los trabajadores.

El sindicato de controladores respondió así al comunicado del gestor aeroportuario Aena que desmentía las declaraciones vertidas por este colectivo asegurando que disfrutaba de los permisos y licencias reglamentarios que les corresponden según su convenio y la legislación vigente, como cualquier otro trabajador.

En este sentido, Aena explicó que los controladores aéreos no tienen que devolver a la empresa los días que no han trabajado por bajas médicas, permisos de maternidad o fallecimiento de un familiar.

Según aseguró hoy a EFE el portavoz de USCA, César Cabo, el gestor aeroportuario Aena "intenta justificar lo injustificable" y añadió que, si el gestor aeroportuario quiere cambiar las reglas del juego porque no son las acertadas, al menos debería reconocerlo.

Asimismo, afirmó que el reparto de las horas de actividad aeronáutica anuales no se hace de forma homogénea y equitativa y agregó que "no es lo mismo un trabajador que está de baja 5 meses al año que uno que no ha tenido ninguna".

Según precisó hoy Aena, las 1.670 horas anuales de actividad se reparten entre 10,5 meses, ya que los controladores cuentan con 45 días de vacaciones, lo que eleva a una media de 160 horas la actividad aeronáutica mensual.

En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, el vicepresidente primero del Gobierno y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, mostró su "perplejidad" ante el "desparpajo notable" de los controladores en sus declaraciones de estos días que, según él, buscan "minimizar los hechos" e incluso el "exigir cierta compartición de sus responsabilidades".

El vicepresidente denunció además que lo hagan "con mentiras y medias mentiras" para "defender sus privilegios" y afirmó que parece que los controladores todavía no son conscientes de que lo que han hecho es "gravísimo" y de que no es una "huelga salvaje", sino que "abandonaron" sus puestos de trabajo y "forzaron el cierre del espacio aéreo".