El precio del crudo ha cerrado una semana volátil en la que los mercados siguieron de cerca la oleada de protestas en países productores de petróleo del norte de África y Oriente Medio.

El viernes las autoridades de Bahrein, Libia y Yemen reprimieron de forma violenta las protestas y en los próximos días se prevén también manifestaciones en Marruecos y Argelia.

En Nueva York el crudo tipo Texas cerró la semana perdiendo 16 centavos, hasta los 86,2 dólares, aunque terminó en positivo con respecto al viernes anterior al apuntarse un 0,72 por ciento.

En Londres el Brent cerró la semana perdiendo siete centavos, para cotizar a 102,52 dólares, pero se adjudicó una subida semanal del uno por ciento.

El miércoles pasado el crudo de referencia en Europa tocó el pico de los 104,52 dólares, su nivel más alto desde septiembre de 2008.

Por último, el barril de crudo de la OPEP subió el jueves hasta los 99,77 dólares, su precio más caro en 30 meses, y terminó con una ganancia semanal de casi el dos por ciento.

A pesar de que todos los tipos de crudo internacional acabaron la semana en positivo, el incremento ha sido mucho más moderado que en anteriores semanas, un indicio de que "los futuros de petróleo puede estar empezando a liberarse de las primas geopolíticas", según los analistas de la consultora JBC.

Aún así lo que pueda suceder en países como Libia, Argelia o Irán, socios de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) tendrá un importante impacto en los mercados si se produce algún tipo de interrupción de los suministros.

Los mercados también estarán atentos a varias importantes reuniones que podrán influir en la cotización del "oro negro".

Los mensajes sobre la situación de la economía mundial que los ministros de Economía del G20 lancen hoy desde París serán interpretados por los operadores, siempre sensibles a posibles indicios de recuperación económica que aviven la sed de hidrocarburos o a potenciales riesgos.

El G20 considera que los riesgos más importantes para la recuperación mundial son la subida de los precios de las materias primas, el potencial sobrecalentamiento de las economías emergentes y los problemas de deuda soberana en los países avanzados.

Además, la presidencia francesa del G20 ha establecido entre sus prioridades luchar contra la volatilidad de precios de las materias primas, una cuestión que ha pasado al primer plano de la actualidad por el encarecimiento del petróleo y de alimentos básicos.

La propuesta no ha sido bien recibida por países emergentes como Argentina y Brasil, cuyo ministro de Finanzas, Guido Mantega, se pronunció en contra el establecimiento de medidas para controlar los precios de las materias primas, pues estima que agravaría la situación de fuertes fluctuaciones que se pretende combatir.

"Brasil está contra cualquier medida" para controlar los precios, dijo Mantega esta semana, y pidió a cambio "dar más transparencia" a las transacciones en los mercados de materias primas.

Y el próximo martes en Arabia Saudí, el mayor productor de petróleo y el país con más peso de la OPEP, se celebrará una reunión extraordinaria del Foro Internacional de la Energía (FIE).

A ese importante cónclave se prevé que asistan ministros de decenas de países, incluidos los principales productores de petróleo y los mayores consumidores de energía.

El responsable saudí de Petróleo, Ali Al-Naimi, ha anunciado que "los ministros aprobarán y firmarán la Carta" del FIE, un documento que considera de "urgente necesidad" para "la continuación del diálogo y la estabilidad de los mercados energéticos".