El creciente interés de las compañías energéticas por el biocombustible ya tiene en Canarias un ejemplo palpable. A principios de año se presentó en Fuerteventura el Proyecto DISA Biocombustible Jatrofa, en el que la firma isleña colabora con las dos universidades canarias, el Cabildo de la citada isla y el Gobierno autónomo. Su primera fase ya ha finalizado y, destaca el consejero delegado de DISA, Raimundo Baroja, ha revelado que el cultivo de la planta de jatrofa, de cuyo aceite se podría obtener biocombustible, "es viable" en Fuerteventura. Y esta meta "responde a los objetivos estratégicos de Canarias al apostar por la diversificación y la economía del conocimiento, la investigación y el desarrollo", valora Baroja en unos términos similares a los que empleó el presidente del Ejecutivo autónomo, Paulino Rivero, durante la puesta de largo del proyecto.

La segunda fase de esta iniciativa se prolongará hasta 2014. Durante estos cuatro años se evaluarán las mejores condiciones "para convertir la actual planta piloto en un cultivo real capaz de crear una industria de biocombustible para Canarias", un subsector "respetuoso con el medio ambiente" y con otros indudables beneficios para Fuerteventura y, a la postre, para el conjunto del Archipiélago. "No son menos importantes los objetivos de reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2), disminuyendo así el calentamiento global, y atajar la degradación de los suelos de Fuerteventura. Además -añade Baroja-, para el riego de este cultivo se pretenden reactivar las antiguas gavias y utilizar recursos hídricos no convencionales como el agua depurada, algo que años atrás era impensable en la isla majorera".

Respecto al impacto del proyecto en la economía canaria, el consejero delegado de DISA subraya que si llega a buen puerto y alumbra una nueva industria en las Islas, se abriría la puerta a la creación de empleo, la inversión en infraestructuras agrarias y de transporte y a nuevos usos del suelo. Además, destaca que, como la jatrofa no pertenece a la cadena alimentaria, su producción y comercialización no interfiere en los precios de otros cultivos que sí son básicos para la alimentación.

La diversificación de la actividad de DISA, que ha sido pionera en este campo, da respuesta a las nuevas exigencias comunitarias en materia energética. Baroja recuerda que la previsión para los próximos años es que se sustituirán gradualmente los carburantes de origen fósil por biocarburantes de origen vegetal. "La Unión Europea ha creado una directiva por la cual en 2020 el 10% de los combustibles tendrán que ser de fuentes renovables. Este compromiso ha sido transpuesto por los diferentes gobiernos nacionales, y, así, la normativa española había establecido que ya en 2011 el 5,9% del consumo total de carburantes sea biocombustible, aunque recientemente ha anunciado su intención de incrementar este porcentaje al 7%". También el Plan Energético de Canarias recoge como principio básico impulsar la máxima utilización posible de fuentes de energías "limpias".

Abastecimiento del Archipiélago

Pero, ¿sería posible lograr desde la planta de producción majorera el abastecimiento de biocombustible que precisará en el futuro el Archipiélago? El máximo responsable de DISA explica que, partiendo de la experiencia en otros países, para satisfacer la demanda de biocombustible en el mercado canario en 2020 "se necesitaría un cultivo de jatrofa de entre 13.000 y 50.000 hectáreas, dependiendo de los rendimientos agrícolas que se obtengan en su momento, lo que equivale a una superficie de entre un 10 y un 30% de Fuerteventura", algo que, insiste, ayudaría a paliar el problema de desertificación insular.

Hablar de la exportación de este cultivo a otras islas es "prematuro", advierte Baroja, que recalca que se eligió Fuerteventura como germen del proyecto "por las características de su suelo y sus condiciones especialmente áridas". Y, en cuanto al precio de un biocombustible "que será una realidad en los próximos años", cree igualmente que es "pronto" para estimaciones, aunque el hecho de que se produzca en las Islas "permitiría el ahorro de los costes de importación". Y será más barato, añade, según aumente su consumo y se logren economías de escala que permitan reducir el precio de producción.

"Ésta es una apuesta clara por Canarias que constata que los valores de DISA no son sólo palabras, sino hechos", concluye Baroja.