La Comisión Europea presentó hoy su propuesta para armonizar la base imponible del impuesto de sociedades en toda la Unión Europea, que deja en manos de las empresas la decisión de acogerse al nuevo régimen fiscal común o de quedarse en el sistema nacional de los países en que tengan sede.

Bruselas tenía previsto presentar esta iniciativa meses atrás, pero ha cobrado fuerza debido a que forma parte de las exigencias que fueron planteadas por Alemania dentro del pacto por el euro, como condición para aceptar un aumento del fondo de rescate para países endeudados.

La propuesta efectuada hoy por el Ejecutivo comunitario pretende impulsar un método único de cálculo de la base imponible a las empresas que tengan actividad en varios países de la Unión Europea, tanto europeas como extranjeras.

La fórmula elegida valorará los activos, personal y ventas de la firma para calcular la parte que corresponde a cada país en que esté activa, y permitirá que todo el proceso fuera conducido por una única administración nacional, que se encargará del reparto de impuestos a sus socios.

El objetivo es luchar contra la competencia fiscal entre países europeos, reducir la burocracia a las empresas y permitirles que compensen los beneficios y pérdidas obtenidas en los distintos países europeos a la hora de tributar.

Bruselas calcula que, de ser adoptada, su propuesta permitirá ahorrar 3.000 millones a las empresas que trabajan en la Unión Europea.

"Europa necesita un planteamiento conjunto para reactivar el crecimiento", ha explicado el comisario europeo de Fiscalidad, Algirdas Semeta, quien ha insistido en que la propuesta no afectará al tipo impositivo aplicable en cada país, que continuará siendo una competencia nacional.

"Ni siquiera es un paso en la dirección" de armonizar el tipo impositivo, ha insistido Semeta, intentado despejar el temor de algunos países como Irlanda, que basan su modelo económico en regímenes fiscales muy competitivos y que, por tanto, ven con gran escepticismo esta posibilidad.

El comisario europeo defendió que su propuesta beneficiará a todos los países europeos, frente a estudios de impacto independientes que aseguran que una base imponible armonizada beneficiará a países como España, pero supondrá pérdidas de miles de empleos en otros, como la citada Irlanda.

"Si el sistema de Irlanda es tan beneficioso para las empresas que trabajan allí, éstas podrán elegir continuar con el sistema nacional. Porque el nuevo sistema es optativo", explicó Semeta.

El comisario reconoció que su propuesta, que al tratarse de un tema de fiscalidad requiere de la unanimidad de todos los países para ser aprobada, va a levantar las "objeciones" de algunos estados, pero dijo que trabajará para despejarlas.

"Algunos estados miembros están preocupados por la recaudación, sin motivo, porque van a seguir siendo dueños del tipo que crean necesario para la gestión de sus propios presupuestos públicos", insistió.

En todo caso, recordó que el sistema común podría ser adoptado de manera unilateral en los países que así lo deseen, si un mínimo de nueve estados se muestran dispuestos a ello mediante el método de la cooperación reforzada.