LAS PERSPECTIVAS de futuro del puerto de Santa Cruz de Tenerife, pudiendo ser buenas, deben afianzarse en una determinación firme desde todas las partes implicadas para lograr una mayor densidad de tráfico en nuestras instalaciones. No es suficiente con nuestras condiciones portuarias y la preparación de nuestro equipo humano. Debemos actuar y provocar los acontecimientos. Ahora es el momento de una apuesta clara por el impulso de nuestro puerto. Hay que acercar a Tenerife otra vez al mapa de las grandes rutas. En estas circunstancias de debilidad económica general que se vive en nuestra isla, la mecánica portuaria puede y debe ser un motor de garantías que potencie desde sus instalaciones capitalinas el camino de la recuperación global de Tenerife.

Los gestos positivos que se han producido en los últimos meses no son suficientes por sí solos. Es cierto que desde hace tiempo notamos un nuevo impulso de ilusión desde la Autoridad Portuaria, rompiendo de esta manera con la anterior actitud de pasividad casi absoluta en ese espacio de tiempo en el que el puerto de Santa Cruz quedó debilitado de forma considerable. Es cierto, pero siguen faltando los pasos finales, los definitivos. En esa intención primaria siguen quedándose muchas fuentes de alimentación por el camino. Las empresas deben convencerse también del potencial de nuestro puerto. El negocio y desarrollo empresarial están ahí también para ellos.

Estamos hablando del beneficio global para la isla de Tenerife y del sendero cierto que posibilite también el futuro de todos los trabajadores portuarios y de sus empresas. Buena parte de estos objetivos pasan por la recuperación del tráfico perdido en ejercicios pasados. La crisis afectó de manera intensa a nuestro movimiento comercial. Han sido años difíciles en los que hemos logrado mitigar los daños lo máximo posible mediante el diálogo entre todas las partes que conforman la estructura portuaria y con importantes apuestas de futuro. Las herramientas para convertir ese panorama de incertidumbre en pasos decididos hacia la potenciación del puerto están al alcance. Después de tanto esfuerzo colectivo, de tantas negociaciones para lograr el marco necesario de estabilidad en los puertos de toda España, el trabajo no se puede quedar a mitad de camino.

Hechos como la próxima puesta en marcha del renovado Dique del Este deben servir de aliciente a las empresas para afianzarse en Tenerife y asumir este reto conjunto en primera persona. Desde el colectivo de estibadores existe el compromiso de sacrificio y de calidad de servicio para dotar a los proyectos futuros de la capacidad humana necesaria para su buen funcionamiento. Estamos en el proyecto, apostamos por él. Solo resta la apuesta definitiva.

Internacional de Estibadores (IDC)