La ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, convocó el pasado miércoles a los presidentes y altos directivos de las grandes bancos, cajas de ahorros y aseguradoras españolas para pedirles apoyo en el rescate griego, una iniciativa que se enmarca en el llamamiento que han hecho esta semana los líderes de la eurozona al sector privado con el mismo fin.

Como principales acreedores, Alemania y Francia lideraron esta acción, que se produjo en vísperas de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) que se celebra hasta hoy en Bruselas, según informó ayer la edición digital de El País.

El objetivo de estas reuniones de urgencia fue expresar que "los tenedores de bonos deben desempeñar un papel sustancial en evitar la insolvencia de Grecia", según la convocatoria alemana. En ella se invita a las entidades a discutir las diferentes alternativas con que los bancos pueden contribuir al rescate. Alemania lleva semanas preparando a su sistema financiero para que esa operación no provoque estragos sobre la banca.

En el caso español, el Ministerio de Economía llamó a los principales ejecutivos de las grandes entidades financieras, tanto bancos como cajas, así como a las diferentes patronales, incluida la de seguros, para conocer su disposición a renovar las inversiones actuales en deuda griega. La petición de Economía estaba avalada por el Banco de España.

Francisco González y Ángel Cano, presidente y consejero delegado del BBVA, respectivamente, no acudieron por hallarse en México. Emilio Botín, titular del Santander, estaba también de viaje, en su caso en Brasil. Tampoco estuvo presente el presidente de Caja Madrid, Rodrigo Rato, que se encontraba en Londres.

Como la banca española es una de las que menos inversión griega tienen de Europa, el debate se centró en la consideración contable que tendrían los bonos, es decir, si consumirían mucho capital por su baja calificación o no. La mayoría de los presentes condicionó su apoyo a que no se deba cargar contra reservas como si fuera otra inversión calificada de "basura", ya que dañaría los ratios en un momento delicado para conseguir capital.

La banca alemana es la más expuesta a la deuda griega, con 22.700 millones en manos de Deutsche Bank, Commerzbank, West LB o las aseguradoras Allianz y Munich Re, que participaron en la reunión alemana. También los grandes bancos y aseguradoras franceses y holandeses desfilaron por esos encuentros.

En Bruselas, el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, confió en que habrá una "participación sustancial" del sector privado en el nuevo rescate. Para ello, y con el fin de evitar un impago crediticio, se trabaja, reconoció, "de manera descentralizada".

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