Las perspectivas de que se solucionen los problemas financieros de Grecia no han salvado a Portugal de nuevos récords en los intereses de su deuda y de otra caída de la bolsa, que hoy perdía la cota de los siete mil puntos a media sesión.
Los bonos lusos a diez años, que sirven de referencia en el mercado, se cotizaban con un interés del 11,67 % y 872 puntos base de diferencia con los alemanes, tras haber experimentado un ligero descenso a primera hora de la mañana.
Los títulos a cinco años subían también hasta el 14,26 %, los de tres años al 15,87 % y los de dos al 14,77 %, con perspectivas de superar otra vez las barreras históricas, del 15 y el 16 por ciento, unos niveles considerados insostenibles por los analistas.
También la bolsa de Lisboa vivía otra jornada a la baja y tras abrir con una subida del 1,16 %, sustentada en las buenas noticias sobre el acuerdo europeo para financiar a Grecia, perdía un 0,3 % a media sesión y se movía en la frontera de los siete mil puntos, aún no rebasada en la actual crisis financiera lusa.
El PSI-20, principal índice del parqué portugués, registró ayer el mínimo del año, con 7.030,95 puntos, tras varias semanas de pérdidas acumuladas, y hoy sus pantallas mostraron varias veces los 6.999.
La bolsa lisboeta no había perdido los siete mil puntos desde un breve pico de descenso registrado en julio del 2010.
Este año llegó a superar los ocho mil puntos en febrero, cuando parecía que el anterior Gobierno portugués, encabezado por el socialista José Sócrates, podía evitar el rescate financiero del país, que se produjo finalmente en abril.
Su sucesor, el conservador Pedro Passos Coelho, que ganó las elecciones anticipadas del pasado día 5, se comprometió ayer en Bruselas a aplicar las duras medidas de austeridad exigidas por la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para salvar a Portugal de la bancarrota con un préstamo de 78.000 millones de euros.
Lisboa ha recibido ya un primer tramo de esa ayuda pero ha seguido emitiendo deuda en los mercados a muy corto plazo, entre dos y seis meses.
La escalada este mes de los intereses de sus bonos por la incertidumbre sobre Grecia y la posibilidad de un contagio hace pensar a los analistas que al Tesoro portugués le va a resultar demasiado caro complementar en el mercado los fondos de la ayuda internacional.
Passos Coelho, que tomó posesión el martes, debe poner en práctica este mismo algunas de las reformas y privatizaciones comprometidas con Bruselas y el FMI para que Portugal siga recibiendo, a lo largo de los próximos tres años, los tramos previstos en la ayuda internacional.
Al contrario que Grecia, para poner en práctica el programa de ajustes suscrito en el rescate financiero, el Ejecutivo luso cuenta con el apoyo de la mayoría absoluta de conservadores y democristianos en el Parlamento y además el anunciado respaldo de los socialistas, ahora primera fuerza de oposición.