El proceso de selección del próximo director del Fondo Monetario Internacional (FMI) entra hoy en su semana definitiva con la francesa Christine Lagarde como favorita pese a los apoyos de última hora recibidos por su rival, el mexicano Agustín Carstens.

El fin de semana, Canadá y Australia, ambos miembros del G-20, anunciaron conjuntamente su apoyo a Carstens, lo que revitaliza algo la candidatura del mexicano, pero parece insuficiente para revertir el equilibrio de fuerzas dentro del organismo internacional.

Pese a los discursos y los llamamientos a un FMI más representativo, el sistema de cuotas de voto sigue inclinando la balanza a favor de las economías avanzadas.

Tanto EEUU, el país con mayor cuota de voto con un 16,8%, y Japón, el segundo con 6,25%, no han anunciado a quien ofrecerán su apoyo.

Si bien, todo parece indicar que mantendrán el respaldo a la candidatura europea, que cuenta con cerca del 40% de la cuota de voto.

El Consejo Ejecutivo, principal órgano del FMI formado por 24 miembros que representan a países o grupos de países, tiene previsto reunirse mañana para "analizar las fortalezas" de Lagarde y Carstens.

La fecha límite para anunciar el próximo director gerente del Fondo es el 30 de junio y todo parece indicar que se agotará el plazo.

La pasada semana ambos candidatos se entrevistaron en Washington con el Consejo Ejecutivo del FMI ante el que expusieron sus intenciones como posibles sucesores del francés Dominique Strauss-Kahn, que renunció en mayo pasado y está acusado en Nueva York de intento de violación.

Lagarde, ministra francesa de Finanzas y candidata de la "tradición", cuenta con el respaldo de la Unión Europea, de la gran parte del continente africano y países como Indonesia, Egipto o Corea del Sur.

Durante su discurso, la ministra francesa afirmó su intención de que el FMI sea "más receptivo, ciertamente más efectivo y más legítimo".

Descartó, asimismo, la supuesta complacencia y el posible conflicto de intereses que supone proceder de Europa, en un momento en el que el Viejo Continente se enfrenta a una difícil situación económica con Irlanda, Portugal y Grecia dependientes de paquetes de ayuda financiera internacional.

"No evitaré la sinceridad y la mano dura en mis discusiones con los líderes europeos, todo lo contrario", afirmó Lagarde.

Carstens, actual gobernador del Banco Central de México, defendió su candidatura como la de los "mercados emergentes" y reiteró la necesidad del FMI de romper la tradición, que ha llevado a que todos los directores del Fondo desde su fundación en 1945 hayan sido europeos.

El mexicano criticó la "sobrerrepresentación" de Europa en la institución multilateral y subrayó que el FMI necesita "la mirada fresca" de los mercados emergentes para "no perder su legitimidad".

Sin embargo, la candidatura de Carstens, que al igual que Lagarde se embarcó en una gira mundial para recabar apoyos, no logró el compromiso explícito por las grandes economías emergentes, como China e India, aunque sí que recabó la de la gran mayoría de países latinoamericanos.

Incluso Brasil, la gran economía pujante del continente americano, ha evitado respaldar públicamente al mexicano, aunque en los últimos días funcionarios brasileños han dejado entrever que es posible que finalmente voten por Carstens.

La tradición de un europeo al frente del FMI se remonta a la creación, en la conferencia de Bretton Woods, del Fondo y su institución hermana, el Banco Mundial en 1945.

Entonces, las grandes potencias económicas del mundo acordaron un pacto de caballeros, mantenido durante los 65 años de existencia, que dejaría la dirección el Banco Mundial para un estadounidense.