El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, quiere ser "flexible" y "constructivo" en la cumbre del Eurogrupo que debe cerrar el segundo paquete de ayuda financiera a Grecia, aunque sigue sin gustarle que se pueda implicar al sector privado en ese rescate, una de los asuntos abiertos.

Poco después de comenzar en Bruselas la reunión de los jefes de Estado y de Gobierno de la zona del euro, fuentes del Ejecutivo español han destacado que los temas clave de este rescate continúan sin estar cerrados.

Uno de ellos es, según han apuntado estas fuentes, la participación de los acreedores privados en una eventual reestructuración de la deuda griega, tesis que defienden, entre otros países, Alemania y Holanda.

España se opuso desde un principio a esta iniciativa al entender que extendería las dudas de los mercados a otros socios europeos, y ha mantenido que la participación de los bancos debe ser siempre voluntaria.

A pesar de ello, el Gobierno asegura que su objetivo hoy es propiciar un acuerdo que salve a Grecia y que evite el contagio, como hoy ha recordado en Madrid la vicepresidenta económica, Elena Salgado.

De la misma forma que ha garantizado la flexibilidad, el Ejecutivo español está convencido de que ningún otro líder europeo va a mantener una posición numantina que impida el consenso.

También está abierto, según estas fuentes, el modo en el que se flexibilizará el nuevo fondo de rescate.

España, junto a otros socios, apoya que se permita a este fondo recomprar bonos en el mercado secundario.

Los países del Eurogrupo también debaten la ampliación de los plazos a Grecia para que devuelva los préstamos que le concedieron sus socios -actualmente siete años y medio- y la rebaja de sus intereses.

Una posibilidad apuntada por las fuentes del Ejecutivo español es que esos plazos se puedan doblar, aunque insisten en que todavía se está negociando esta cuestión.