El ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, declaró hoy en Atenas que con el acuerdo alcanzado anoche en Bruselas de un segundo rescate de unos 160.000 millones de euros "se pone fondo al barril de la enorme deuda pública".

"Nos sentimos aliviados porque se llegó a una solución ante la necesidad de afrontar totalmente el problema griego como una autoprotección del euro", dijo Venizelos en su primera rueda de prensa en Atenas tras el rescate aprobado por la eurozona.

"Es un gran alivio para la economía, que paulatinamente se traducirá en efectos en la economía real", dijo el ministro, aunque puntualizó que "eso no significa que podemos aflojar los esfuerzos".

En ese sentido, aseguró que el Gobierno está decidido a seguir luchando contra la evasión fiscal y a poner en marcha el ambicioso plan de privatizaciones de empresas y propiedades públicas, un elemento esencial del plan de ahorro y austeridad de Atenas.

El ministro reconoció que aunque el problema de Grecia "es muy, muy grande, el nuevo paquete de rescate da un nuevo impulso y además protege al país contra la presión de las agencias de calificación de riesgos".

"No nos afectará ninguna evaluación de las agencias de calificación y eso es muy importante", dijo Venizelos, que argumentó esa inmunidad en el apoyo recibido de Europa.

El ministro lanzó un mensaje de tranquilidad a los ciudadanos y aseguró que los griegos "que tienen depósitos en el banco pueden sentirse completamente seguros".

Añadió que Grecia ha cubierto sus necesidades de deuda hasta el año 2020 e insistió en que el Gobierno, con su política de austeridad, puso fin a la caída libre hacia la quiebra y que el paquete de rescate "pone fondo al barril" de la deuda.

El rescate aprobado por la eurozona incluye 109.000 millones de euros que aportarán los socios europeos y el Fondo Monetario Internacional (FMI), más otros 49.000 millones de los bancos acreedores.

Además, extiende a un mínimo de 15 años el plazo para devolver el dinero y rebaja al 3,5 % el interés de los préstamos.