El primer ministro griego, Yorgos Papandréu, prosiguió hoy la gira por diversos puntos de Europa para convencer a los líderes de su voluntad reformadora, condición impuesta para recibir un nuevo paquete de ayudas.

El jefe del Gobierno heleno aprovechó la cumbre de la Unión Europea (UE) y países del Este en Varsovia para entrevistarse brevemente con el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.

Horas más tarde, aterrizó en París, donde durante una hora mostró su compromiso reformador al presidente galo, Nicolas Sarkozy, igual que había hecho tres días antes en Berlín con la canciller, Angela Merkel.

En cada uno de estos encuentros, el primer ministro griego ha recolectado un compromiso de apoyo y una exigencia de que mantenga y acelere el programa de reformas que tanto la UE como el Fondo Monetario Internacional (FMI) le piden para desbloquear un nuevo paquete de ayudas que impidan la bancarrota de sus finanzas.

Del encuentro matutino transcendieron pocos detalles, pero fuentes comunitarias indicaron que ambos políticos hablaron "de la situación económica de Grecia" y "de la preparación de la próxima reunión del Eurogrupo, el 18 de octubre, a nivel de jefes de Estado y de Gobierno".

Particularmente exigente se mostró Sarkozy, que al término de la reunión afirmó a los periodistas que pidió a Papandréu que ponga "vigor" en adoptar "escrupulosamente" esas reformas a las que su Ejecutivo se ha comprometido.

"Sé que el pueblo griego ha sufrido mucho estos últimos meses y semanas. Pero las reformas habían sido atrasadas mucho tiempo y se había caído en malos hábitos", aseguró el presidente francés.

Pero Sarkozy dio un voto de confianza a Atenas y aseguró que Europa "no puede dejar caer" a Grecia, un "miembro de la familia europea" con quien tiene "una obligación moral y económica".

Evocando el efecto dominó que supuso en 2008 la quiebra de la banca estadounidense Lehman Brothers, el presidente francés señaló que Europa "no tiene otra alternativa" que "ser solidarios con Atenas, porque "el fracaso de Grecia sería el fracaso de Europa".

Sarkozy recibió el compromiso de Papandréu de aplicar las reformas, pero también de hacerlo "con transparencia".

"Estamos dispuestos a acoger a expertos franceses y de otros países para que puedan ver lo que hacemos con total transparencia y que todo el mundo sepa las reformas, los esfuerzos y los sacrificios que hacemos para cambiar nuestro país", señaló el jefe del Ejecutivo heleno.

Fue la respuesta de Papandréu a la mala acogida que el pueblo griego reservó hoy a los expertos de la Comisión Europea (CE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE) que acudieron a Atenas a revisar el estado de aplicación de las reformas.

"Quiero decir de forma muy clara que Grecia, yo mismo, mi Gobierno y el pueblo griego están dispuestos a hacer los cambios necesarios" para convertirse "en un país competitivo, socialmente equitativo y transparente", señaló.

Con el espaldarazo de París, Papandréu completa su viaje por las principales capitales europeas con el objetivo puesto en desbloquear el segundo programa de ayuda que evite la quiebra de su país.

Para ello es necesaria la reforma del Fondo Europeo de Estabilización Financiera (FEEF), adoptada por Alemania ayer y por Austria hoy, por lo que sólo resta que lo hagan Eslovaquia, Holanda y Malta para que toda la zona euro lo haya ratificado.

Tanto París como Berlín consideran que esta herramienta puede evitar nuevas turbulencias en la zona euro, por lo que han urgido al conjunto de los Estados a hacerlo.

Sarkozy viajará "en los próximos días" a Berlín para continuar con Merkel "el trabajo de coordinación" que, según dijo hoy, "ha permitido proteger a Europa".

La "perfecta identidad de puntos de vista" entre París y Berlín es para el presidente francés la major forma de "resistir a la especulación y a la inestabilidad de los mercados".

Pero en paralelo, Sarkozy y Merkel seguirán impulsando "la integración económica de la zona euro", señaló el presidente galo.