Los líderes de la Unión Europea (UE) pactaron en la cumbre de los pasados días 26 y 27 de octubre una recapitalización del sector financiero que obligará a 70 grandes entidades a captar un total de 106.447 millones, de los que 26.161 millones corresponden a España y sus cinco entidades afectadas (Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Popular), cantidad que coloca al país como el segundo por detrás de Grecia (30.000 millones) con mayores necesidades. Este dinero es el que, en teoría, necesitarían las entidades para lograr un 9% de capital de máxima calidad (core tier 1) tras valorar a precio de mercado la cartera de deuda soberana.

Pocas fechas después de la adopción de este acuerdo, con todo, se aligeró la "obligación" para España, tras aceptar el supervisor 8.500 millones de euros de obligaciones convertibles de Banco Santander y la generación de recursos por las entidades en el último trimestre.

Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Popular deberán remitir al Banco de España antes de que acabe el año su plan de recapitalización para cubrir las exigencias derivadas de los acuerdos europeos del pasado octubre, según figura en el último Informe de Estabilidad Financiera del Banco de España, que actuará de manera coordinada con la Autoridad Bancaria Europea (EBA por sus siglas en inglés).

El acuerdo europeo establece que este nuevo colchón de capital deberá ser una realidad el 30 de junio de 2012. Acto seguido, se realizará otra prueba de resistencia a la banca, la tercera desde que estalló la crisis financiera.

Otro test de estrés

En opinión de los expertos y de los rectores de las entidades españolas que deberán dotarse de más capital, las cinco tienen capacidad para hacerlo de forma orgánica y, en consecuencia, sin recurrir a ayudas públicas ni acometer una ampliación de capital. También pronostican los especialistas que los requerimientos de mayor solvencia se extenderán al resto del sistema financiero vía mercados.

Hay que precisar que los ministros de Finanzas decidieron en la reunión que celebraron el pasado día 8 de noviembre en Bruselas impedir que los bancos opten por la vía más fácil, que es la de reducción de activos y deuda (desapalancamiento). Para ello, acordaron fijar el nivel de los activos de máxima calidad que precisa cada entidad en términos absolutos en lugar de hacerlo en porcentaje. Esta cifra, que evalúa las necesidades de los bancos, simula una foto fija de las cuentas de las entidades, por lo que representa su situación en un momento determinado (que será con datos de este mes de noviembre) y, por tanto, no variará en el tiempo.

La EBA confía en tener lista en lo que resta de mes la nueva regulación del capital contingente o deuda de alta calidad que los supervisores van a admitir como recursos propios de primera calidad, con los que las entidades van a poder cubrir parte de sus nuevos requerimientos.

Estos nuevos instrumentos de capital se registrarán como pasivo de la entidad, que en determinadas circunstancias de dificultades del banco que las emite se convertirán automáticamente en acciones. La EBA va a admitir sólo títulos que se ajusten a la nueva regulación, que va a ser muy similar a la de las obligaciones convertibles que fija Basilea.

El banco británico HSBC difundió hace siete días un informe en el que pronostica que las entidades que deben recapitalizarse bajarán la concesión de crédito. En el caso de España, el HSBC estima que la banca verá bajar su beneficio neto en una media del 7% en el ejercicio 2012 solamente por las exigencias europeas de capital, y hasta un 13% si se agudiza la crisis de liquidez.

HSBC cree que la recapitalización exigida por la EBA a los cinco mayores bancos españoles no requerirá entrada externa de capital, pero ve demasiado optimistas las previsiones de generación orgánica de capital realizadas por las propias entidades. HSBC, que mejora en su informe el precio objetivo de Santander hasta los 8,1 euros, sostiene que el grupo presidido por Emilio Botín sería uno de los que se vería menos afectado en un escenario de estrés en la financiación mayorista.

"El Santander tiene un amplio acceso a los mercados mayoristas y registraría un impacto limitado de descensos adicionales en los precios de la vivienda", pronostica el banco de inversión, tras destacar que las acciones del Santander incorporan una estimación del escenario macroeconómico demasiado "oscuro".

La entidad británica también mejora su precio objetivo para las acciones de Bankinter (4,7 euros), mientras que mantiene el de los títulos de Banesto (6,0) y recorta los de BBVA (7,1), Popular (2,6) y Sabadell (2,0).

Así las cosas, la Comisión Europea alertó, el jueves pasado, de "riesgos" en el sector bancario español por la fuerte exposición al sector de la construcción, que se está traduciendo en una reducción de los beneficios y una contracción del crédito.

La rebaja del pronóstico de crecimiento para España en 2011 y 2012 -que Bruselas ha situado en el 0,7% del PIB cada año- "tiene consecuencias negativas para el sector bancario español", según alertó el órgano ejecutivo de la UE en sus previsiones económicas de otoño. La Comisión Europea avisa en este sentido de que el ajuste tras la burbuja inmobiliaria, que en principio debería haberse completado en 2013, "está siendo retrasado por una restricción más aguda del crédito en este sector".

En todo caso, el órgano ejecutivo de la UE recordó que para aumentar la resistencia del sector financiero español, el Banco de España ha aumentado los requisitos mínimos de capital, que "ya han sido cumplidos por una gran mayoría de los bancos".

Según estimaciones del servicio de estudios del BBVA en "Situación España", las pérdidas esperadas netas (no provisionadas) del sistema financiero español podrían ascender a más de 60.000 millones, que deberían provisionarse para continuar con la limpieza de los balances. El informe, que advierte de que otra de las tareas pendientes del sistema financiero es la reducción de la capacidad instalada, detalla que desde el inicio de la crisis hasta junio de 2011 se han cerrado un 11% de las sucursales, con un total de 4.000 oficinas, "cuando habría sido necesario echar el cierre a 5.000 más, hasta 9.000 sucursales (el 23% del total)".

Por otro lado, avisa de que el excesivo uso de la liquidez a corto y medio plazo que aporta el BCE "puede generar un efecto de estigma" sobre las entidades. La apelación de la banca española a estas subastas alcanzó el 4% de sus activos en el verano de 2010 y luego se ha reducido al 2%, si bien el BBVA prevé que "se eleve en los próximos meses". Estima que son necesarias "señales claras de que está mejorando la gobernanza y de que se está sustituyendo a los gestores de las entidades con problemas, eliminando las influencias políticas".

Además, el estudio recuerda que el proceso de intervención pública "aún no ha concluido", ya que la entrada del Fondo Ordenado de Reestructuración Bancaria (FROB) en las entidades en peor situación debe acelerar el proceso de saneamiento y venta, y además aún está pendiente la subasta de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM). Respecto al FROB, el BBVA indica también que "debe sustituir a los gestores de las entidades intervenidas y mejorar la gobernanza". Por último, entiende que se debe actuar "decididamente" sobre la guerra de depósitos, especialmente en entidades que han recibido fondos públicos".

En el marco de la batalla mundial para restaurar la confianza en el sistema financiero, el Consejo de Estabilidad Financiera de Basilea (FSB), órgano de supervisión creado por los países del G20, publicó el pasado día 4 de noviembre, por primera vez, una lista de entidades bancarias, un total de 29, "demasiado grandes para caer" (aquellas cuya quiebra puede arrastrar al resto), entre las que se incluye un banco español, el Santander, al que se estima que se le aplicará el recargo mínimo de capital debido a su bajo nivel de riesgo, según la nueva normativa internacional.

El FSB anunció en la cumbre del G20 en Cannes, que concluyó el 4 de noviembre, que estas entidades deben incrementar su capital para poder absorber pérdidas sin ayuda pública que exponga el dinero de los contribuyentes. La regulación, limitada por ahora a los bancos, incorpora, como estaba previsto, recargos de capital adicionales sobre lo ya decidido en los acuerdos de Basilea III. La novedad es que la aplicación de esos requisitos adicionales se retrasa de 2013 a 2016.

Los acuerdos de Basilea III obligan a todos los bancos a elevar su capital de máxima calidad del 2,5% al 7% de sus activos ponderados por riego, de forma gradual, en un periodo que va de 2013 a 2019. A ese requisito, los grandes bancos tendrán que sumar otro más: un recargo de capital de entre el 1% y el 2,5% de los activos, según el tamaño y las conexiones de cada entidad. Y podrá llegar al 3,5% a criterio de los supervisores nacionales.

Riesgo sistémico

La lista facilitada el pasado día 4 solo da una pista sobre a qué entidades afectará cuando la medida sea firme, ya que esta se revisará cada año y la decisión definitiva se tomará en noviembre de 2014, con los datos del ejercicio anterior. La justificación dada por el FSB es que los bancos necesitan tiempo para compilar datos y establecer sus planes de captación de capital. Será en 2014 también cuando se establezca el nivel de recargo para cada uno.

El FSB quiere también que, antes de finales de 2012, las legislaciones nacionales se adapten para dar más poder a las autoridades de liquidación de bancos y para exigir a las grandes entidades nuevos planes de liquidación en caso de intervención. Para evitar costes a los contribuyentes, el FSB establece como criterio general que serán los accionistas primero, y luego los inversores que tengan deuda subordinada y otro tipo de deuda a largo plazo, los que correrán con los gastos de los programas de recapitalización, ya sea devaluando el valor de las acciones o convirtiendo deuda en acciones.

Las 29 entidades (17 europeas, 8 estadounidenses y cuatro asiáticas) son: Bank of America, Bank of China, Bank of New York Mellon, Banque Populaire CdE, Barclays, BNP Paribas, Citigroup, Commerzbank, Credit Suisse, Deutsche Bank, Dexia, Goldman Sachs, Crédit Agricole, HSBC, ING Bank, JP Morgan Chase, Lloyds Banking Group, Mitsubishi UFJ FG, Mizuho FG, Morgan Stanley, Nordea, Royal Bank of Scotland, Santander, Société Générale, State Street, Sumitomo Mitsui FG, UBS, Unicredit y Wells Fargo.