PERO ¿no habíamos quedado en que el foco de atención era Grecia? Algo grave debe de estar pasando en otros lugares para que hasta Grecia pase desapercibida. Y esos otros lugares no están nada lejos, más bien estamos sobre ellos. Ayer, el Tesoro español batió todos los records en la subasta de letras, viéndose obligado a ofrecer una rentabilidad que por primera vez supera el 5,00% en las emisiones de letras a doce meses.

Qué buenos aquellos tiempos en los que Grecia se llevaba todo el protagonismo. Porque ayer también Grecia se retrataba y celebraba subasta de letras a tres meses. La sorpresa fue que el tipo de interés ha sido prácticamente idéntico al ofrecido en la subasta inmediatamente anterior.

Al mismo tiempo, la prima de riesgo de nuestro país batía records -otro- y cotizaba por encima de los 450 puntos básicos. Recordemos que la prima de riesgo mide el sobrecoste respecto a la rentabilidad ofrecida por los bonos alemanes a diez años, tomados como referencia de máxima solvencia. Podrán entender que cuanta más alta sea nuestra prima de riesgo menor imagen de solvencia transmite nuestra economía y nuestro país.

Como consecuencia, nuestros bonos a diez años llegaron a cotizar a una rentabilidad superior al 6,24% -de nuevo, récord-, niveles no vistos desde 1997 y que prácticamente alcanzamos en julio de este mismo año. Y créanme cuando les digo que esto de la prima de riesgo no es tema solo de economistas, políticos, cumbres y demás.

Cuando se encarece la financiación soberana se encarece la financiación de sus nacionales. Las empresas ven encarecido y restringido su acceso al crédito. Dentro de estas empresas están las entidades financieras, a través de las cuales el crédito llega a las empresas y familias. Así que es una cadena de encarecimiento y restricción. La próxima vez que escuchen eso de "la prima de riesgo sube" ya conocen al menos una de sus consecuencias.

¿Es sostenible? ¿Nos podemos permitir pagar rentabilidades a doce meses superiores al 5%? No. Pongámonos en situación, y disculpen por tantas cifras. De nuestros bolsillos salen diariamente cien millones de euros solo para pagar los intereses de las deudas del Estado, comunidades autónomas y ayuntamientos, unos dos euros por habitante al día -la deuda a cierre de junio de 2011 alcanza los 700.000 millones de euros-. El importe destinado a pagar los intereses de la deuda se ha disparado un 71,95% en apenas cuatro años -otro dato a la estantería de trofeos-.

Piensen que, en contra de la creencia general, el dinero es finito. Y la mala noticia es que se termina acabando. Si cada vez tenemos que pagar más intereses con el dinero que tenemos, tendremos que dejar de emplear ese dinero en otras cosas. Y no parece posible que podamos rellenar la cesta del dinero en una situación de clara contracción económica.

En el bar cerca del despacho la pulguita del día y el barraquito están a 1,80 euros. Tendré que elegir: ¿desayuno en casa o pago los intereses? Tendremos que ahorrar.

fconcepcion_eafi@economistas.org