Hacer música en Tenerife a finales de los años sesenta era tan complicado como lo es conservar con vida una banda en mayo de 2011. Los avances tecnológicos impuestos por el siglo XXI no han espantado a los fantasmas de una industria acostumbrada a funcionar con pequeños impulsos; diminutos saltos que garantizaban una fama efímera y, de nuevo, al cuarto oscuro de los que no acaban de sujetar con fuerza la popularidad. Las páginas de "Estremécete!!! La infancia del Pop-Rock tinerfeño" están saturadas de ejemplos de buenos músicos que acariciaron la gloria y con el tiempo se desvanecieron como una circunferencia de paracetamol en medio vaso de agua.

Antonio Reyes, músico de largo recorrido en la escena tinerfeña, es el autor de un libro que ayer puso a la venta una segunda edición que contiene mil ejemplares. "Con la primera tirada solo pudimos atender quinientas peticiones y las previsiones se quedaron muy cortas, ya que ni siquiera pudimos cubrir la elevada demanda de todas las personas que aparecían retratadas en él", argumenta Reyes en referencia a la nueva comercialización de "Estremécete!!! La infancia del Pop-Rock tinerfeño", un proyecto que agrupa en 192 páginas la parte más gruesa de este género musical entre los años 1959 y 1970.

Más de trescientas fotografías y diecinueve gráficos se incluyen en una guía de sonidos que deja al descubierto una problemática que permanece activa cuatro décadas después de la separación de los Beatles.

"Los problemas de la música en Tenerife no han cambiado en los últimos cuarenta años; hacer versiones sigue siendo la mejor solución", precisa Antonio Reyes antes de abrir una comparación entre los dos periodos. "En los años 60 era una locura intentar la aventura de grabar un disco; hoy también lo es debido a la inestabilidad que se ha instalado en torno a la industria del disco", respecto a la creación propia.

El músico tinerfeño, que contó con el apoyo de la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias para editar este libro, cree que Tenerife vivió un despertar sonoro en la década de los sesenta.

"Yo no diría que fue un ciclo dorado, porque la mayoría de los conjuntos se dedicaban a hacer versiones, pero sí que hubo una corriente bastante favorable en la zona de Santa Cruz y La Laguna... Hubo un momento en el que coexistieron más de 60 grupos que tocaban prácticamente todas las semanas en varios escenarios de estos municipios. Lo que el público quería oír eran las canciones que sonaban en la radio y versionar tenía mucho éxito", dijo.

Respecto a los cambios que se han introducido en relación al trabajo que presentó hace cuatro años, Reyes considera que la versión de 2011 tiene "más información, una documentación gráfica más amplia y, sobre todo, se han podido corregir algunas imprecisiones que no quedaron bien atadas en el primer libro", enumera. Y es que, según su autor, el mayor inconveniente al que se enfrenta el responsable de un proyecto de esta magnitud "es poder dejar contento al mayor número de personas... Son muchos los músicos, las anécdotas y, sobre todo, las imágenes que aparecen en estas páginas".

Precisamente, uno de los aspectos que más se han querido cuidar a la hora de maquetar el libro, que en su segunda edición tiene un formato más periodístico, tiene que ver con el tratamiento de las fotografías, la cartelería de los conciertos de la época y las portadas de los discos...

"Siempre hay una persona que está dispuesta a cederte una imagen, a aconsejarte sobre un tema, a facilitarte información sobre un grupo en concreto... Así ha ido creciendo este proyecto durante varios años. El grueso de la historia del pop-rock tinerfeño entre los años 1959 y 1970 está reflejado en este libro, pero está claro que a partir de esa fecha hay un camino largo por recorrer porque pasamos a un ciclo en el que se fundan nuevas bandas, llega el fenómeno punk y, de nuevo, hay una especie de caída o retroceso, que por otra parte son muy habituales dentro de la vida musical en Canarias", asegura.

Otro de los bloques más destacados de "Estremécete!!! La infancia del Pop-Rock tinerfeño" tiene que ver con la elaboración de unos árboles genealógicos en los que se observa con claridad la evolución interna de las bandas.

"La mili se encargó de romper muchos grupos, aunque, a veces, los unió... Teddy Bautista, por ejemplo, formó parte de la orquesta de la residencia de oficiales y por ella pasaron un buen número de músicos. Cada vez que llegaba un reemplazo nuevo, los encargados de asignar los destinos preguntaban si había músicos en el grupo y a partir de ahí se reorganizaba la banda... Algunos componentes de grupos surgidos en Santa Cruz de Tenerife y La Laguna se presentaron voluntarios al servicio militar porque era la única forma de poder continuar con los ensayos. Supongo que todo eso era gratis...", recuerda.

"Los sesenta no fue una década dorada a nivel creativo, pero sí que se dio un movimiento envolvente entre público y músicos en Tenerife", puntualiza un músico que va a presentar este libro el próximo 9 de junio con un concierto en el cine Víctor de Santa Cruz, una cita con sabor añejo.

Este acto está previsto que cuente con las actuaciones de grupos como Los Contratiempos, Smile, Little Big Rebel o The River, entre otras formaciones, que apuestan por una música que forma parte de un periodo inolvidable.