La presión de los mercados sobre Portugal volvió a agravarse significativamente esta semana, lo que ha llevado a la deuda soberana lusa a cotizar a niveles a intereses similares a los de Grecia hace apenas seis meses.

Según fuentes del mercado, las obligaciones portuguesas a diez años alcanzaban hoy en el mercado secundario -donde se compran y venden los títulos adquiridos en subastas públicas- el 14,86 por ciento de interés, un nuevo máximo histórico.

De esta forma, la prima de riesgo -es decir, la diferencia respecto al bono alemán- rondaba los 1.300 puntos básicos.

La rentabilidad exigida por los inversores para comprar deuda lusa a diez años se ha recrudecido en las últimas dos semanas al crecer en casi tres puntos porcentuales.

No obstante, fue aún mayor la revalorización de los intereses a pagar por Portugal a cambio de sus títulos a cinco años, que hoy se aproximaban al 19,6 por ciento, una cifra nunca alcanzada antes desde la entrada en vigor del euro.

La penalización sobre estas obligaciones a cinco años se ha desbocado en apenas dos semanas, al incrementarse en prácticamente cinco puntos porcentuales.

Después de un período de relativa tranquilidad, el descenso de la solvencia de Portugal por parte de la agencia de notación financiera Standard & Poor''s el pasado día 13 ha aumentado la presión de los mercados notablemente.

Esta semana, además, la incertidumbre se agravó por los rumores que apuntan a que el país podría necesitar de un segundo rescate debido a las dificultades para volver a emitir deuda a largo plazo en 2013 -precisamente por los actuales elevadísimos intereses-.

Sin embargo, el Gobierno portugués ha descartado insistentemente la posibilidad de pedir un préstamo nuevo.

El propio primer ministro luso, el conservador Pedro Passos Coelho, aseveró el martes que su país no va a pedir "ni más tiempo ni más dinero" a la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

No obstante, Passos Coelho recordó durante su intervención que la UE y el FMI se comprometieron a seguir ayudando a Portugal en caso de que aplique a rajatabla todos los ajustes y las reformas acordados, ya que sus eventuales problemas se deberían en ese caso a "motivos externos" únicamente.

El máximo responsable del Ejecutivo luso justificó por esta razón los severos recortes aplicados en el país, más amplios incluso que lo pactado inicialmente con las instituciones internacionales con el objetivo de demostrar "determinación" en cumplir con todos sus compromisos.

La UE y el FMI acordaron el pasado mes de mayo con las autoridades lusas un préstamo de 78.000 millones de euros a entregar gradualmente durante los próximos tres años -a un interés de entre el 4 y el 5 por ciento, aproximadamente- a cambio de un duro programa de ajustes y reformas cuyos efectos ya se notan en el día a día del portugués medio.

Aumento generalizado de impuestos, reducción de los motivos de deducción fiscal, rebajas salariales a los funcionarios y fuertes recortes del gasto público -incluidos sectores como la educación o la sanidad- son una muestra de algunas de las medidas ya aplicadas.